Video: Vasos sanguíneos de la pared abdominal
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Leer más¿Has oído alguna vez hablar de Medusa? Sí, esa monstruosa mujer de la mitología griega que tenía escamas en la piel y serpientes en el pelo y que convertía a las personas en piedra con sólo una mirada. Daba bastante miedo. Puede que Medusa ya haya pasado a la historia, pero su nombre sigue vivo, al menos en la anatomía. Descubramos más explorando los vasos sanguíneos de la pared abdominal.
En primer lugar, revisemos lo que vamos a ver en este videotutorial. Empezaremos por la pared abdominal y estudiaremos sus funciones y subdivisiones. Después pasaremos al tema principal de este videotutorial, que son los vasos de la pared abdominal, empezando por la pared anterolateral. Aquí vamos a describir primero las arterias y luego las venas de esta subdivisión. Después, seguiremos con los vasos de la pared posterior siguiendo el mismo formato: primero las arterias y luego las venas. Por último, en cuanto a las correlaciones clínicas echaremos un vistazo al signo clínico que lleva el nombre de 'Medusa' y que normalmente indica que algo va mal en nuestro hígado.
Así que, sin más preámbulos, empecemos a hablar sobre la pared abdominal.
Sabemos que el abdomen es la región del tronco situada entre el tórax y la pelvis. Se compone de la pared abdominal, una estructura de varias capas formada en parte por hueso, pero sobre todo por músculo, que rodea y envuelve el segundo compartimento del abdomen: la cavidad abdominal. Esta cavidad está limitada superiormente por el diafragma e inferiormente por el estrecho superior de la pelvis. La cavidad abdominal está literalmente repleta de órganos principales y otras estructuras.
El abdomen es básicamente una región de tejidos blandos con muy poca estructura ósea. Por lo tanto, una pared abdominal intacta es fundamental para proteger y dar soporte a las vísceras abdominales. La pared abdominal también es importante para la estabilización y rotación del tronco. Además, cuando los músculos de la pared abdominal se contraen, aumentan la presión intraabdominal, que es imprescindible para procesos fisiológicos como la micción y defecación, el parto, la tos y el vómito.
Como puedes ver en este corte transversal del abdomen, la pared abdominal presenta dos subdivisiones principales: la pared anterolateral y la pared posterior. La pared anterolateral se extiende por los lados anterior y lateral del abdomen, tal como su nombre indica. Esta pared consta de cuatro capas principales, de superficial a profunda: la piel, fascia superficial o tejido subcutáneo, músculos y fascia profunda asociada, así como el peritoneo parietal. Si se retira la pared anterolateral y el contenido abdominal, se encuentra la pared posterior del abdomen. Esta pared está formada por las vértebras lumbares, la cintura pélvica, los músculos abdominales posteriores y su fascia asociada.
Ahora que tenemos una idea general de la estructura, función y subdivisiones de la pared abdominal, es hora de pasar al tema principal de este videotutorial: los principales vasos sanguíneos de la pared abdominal. Pero antes de entrar en detalle sobre las intrincadas ramas y afluentes que irrigan y drenan la pared abdominal, echemos un rápido vistazo a las principales arterias que se encargan de irrigar esta región.
Todos los vasos sanguíneos de la pared abdominal pueden rastrearse hacia atrás o hacia delante hasta uno de los vasos sanguíneos principales o una de sus ramas mayores. Por lo tanto, antes de examinar una región concreta, conozcamos estos vasos.
La irrigación de la pared abdominal tiene su origen en varias arterias principales: la aorta, la arteria subclavia, las arterias ilíaca común y externa y, por último, la arteria femoral.
La aorta es la arteria más grande del cuerpo y, a través de sus múltiples ramificaciones, irriga la pared abdominal. Tiene su origen directamente en el corazón y consta de tres porciones: la aorta ascendente, el arco aórtico y la aorta descendente. Parte de la porción descendente se encuentra en el tórax y se denomina aorta torácica, y parte se encuentra en el abdomen, por lo que se denomina aorta abdominal, fácil, ¿no?. La aorta abdominal se ramifica y proporciona irrigación a la pared abdominal anterior y posterior.
La arteria subclavia izquierda se origina en el arco aórtico directamente y la arteria subclavia derecha indirectamente a través del tronco braquiocefálico. La arteria subclavia irriga principalmente las regiones torácica y cervical; sin embargo, da origen a una rama conocida como arteria torácica interna que contribuye a la irrigación de la pared abdominal a través de sus ramas. A nivel de la vértebra L4, la aorta descendente se divide en una arteria ilíaca común derecha y otra izquierda. Estas arterias ilíacas comunes se bifurcan para formar las arterias ilíacas internas y externas. Al verlas de manera unitaria, es decir en una pierna, la arteria ilíaca externa desciende hacia el muslo, donde adquiere el nombre de arteria femoral, a la altura del ligamento inguinal. Las arterias ilíaca externa y femoral dan origen a múltiples ramas que irrigan la parte inferior de la pared abdominal.
Pasando a las venas principales de la pared abdominal, nos encontramos con la vena cava inferior. Como quizás ya sabes, la vena cava inferior es la vena más grande del cuerpo humano. Está situada en la pared posterior del abdomen, a la derecha de la aorta. La vena cava inferior devuelve la sangre venosa de los miembros inferiores y de la región abdominal y pélvica al corazón. Recibe afluentes de la vena femoral y de la vena ilíaca externa a través de la vena ilíaca común.
Desde esta perspectiva lateral, podemos ver que la vena cava superior también recibe drenaje venoso de las regiones del abdomen a través de las venas ácigos y braquiocefálicas. Las venas ácigos y braquiocefálicas reciben sangre venosa de la pared abdominal a través de las venas lumbares ascendentes y torácicas internas que conoceremos más adelante. La vena cava superior está contenida en el tórax superior y termina a nivel del tercer cartílago costal.
Ahora que hemos identificado los orígenes de la irrigación y las venas terminales de la pared torácica, exploremos las ramas y afluentes que irrigan y drenan esta región del cuerpo humano, empezando por la pared abdominal anterolateral.
Las ramas de la irrigación y drenaje de la pared abdominal anterolateral pueden dividirse en tres regiones o zonas. La zona 1 comprende el epigastrio y la porción central de la pared abdominal anterior, cubriendo el músculo recto del abdomen. Los vasos que irrigan la zona 1 incluyen las arterias epigástricas superior e inferior. La zona 2 se encuentra justo debajo de la zona 1 y está formada por la porción inferior de la pared abdominal anterior por debajo del ombligo. La región de la pared abdominal anterolateral está irrigada principalmente por las arterias epigástrica superficial, pudenda externa superficial, circunfleja ilíaca superficial y circunfleja ilíaca profunda. Por último, la zona 3 está ubicada lateralmente a la zona 1 y está irrigada principalmente por la arteria musculofrénica, las arterias intercostales inferiores, la arteria subcostal y las arterias lumbares a cada lado. A continuación examinaremos más detenidamente las arterias que irrigan cada una de estas zonas, empezando por la zona 1.
La arteria epigástrica superior es una rama terminal de las arterias torácicas internas. Discurre dentro de la vaina de los músculos rectos del abdomen, por detrás del músculo recto que se eliminó de esta imagen, e irriga la porción superior de la pared abdominal anterolateral profunda de la zona 1. Las ramas perforantes atraviesan la vaina del recto anterior para proporcionar la irrigación cutánea de la piel abdominal. Desde esta perspectiva lateral derecha, podemos ver esta arteria ramificándose desde la arteria torácica interna y descendiendo a lo largo de la pared abdominal anterior.
A continuación nos encontramos con la arteria epigástrica inferior, una rama de la arteria ilíaca externa, que irriga la porción inferior de esta pared. Al igual que su homóloga superior, también emite ramas perforantes responsables de la irrigación cutánea de la piel de la pared abdominal desde la porción más inferior de la zona 1 hasta el ombligo. La arteria epigástrica inferior entra en la vaina de los músculos rectos del abdomen y termina anastomosándose con la arteria epigástrica superior.
Ahora que hemos conocido las arterias que irrigan la zona 1, veamos la irrigación arterial de la zona 2, empezando por las tres ramas más proximales de la arteria femoral.
La primera es la arteria epigástrica superficial. Desde su punto de origen, se desplaza anteriormente y perfora la fascia cribiforme antes de ascender por delante del ligamento inguinal. Se desplaza dentro del tejido subcutáneo de la pared abdominal anterior para alcanzar e irrigar la porción inferior de la pared abdominal anterolateral superficial por debajo del ombligo. Este vaso termina anastomosándose con las ramas de la arteria epigástrica inferior.
Al pasar a la segunda rama de la arteria femoral, llegamos a la arteria pudenda externa superficial. Esta arteria se desplaza en dirección anteromedial al cordón espermático en la anatomía masculina o al ligamento redondo del útero en la anatomía femenina para irrigar la piel de la pared abdominal anterolateral inferior en la base de la zona 2.
La tercera y última rama de la arteria femoral que revisaremos el día de hoy es la arteria circunfleja ilíaca superficial. Este vaso viaja paralelo al ligamento inguinal desde su origen para irrigar la porción inferior de la pared abdominal anterolateral superficial. Por lo general, tiene origen de un tronco común con la arteria epigástrica superficial que acabamos de ver.
La última arteria que irriga la zona 2 de la pared abdominal anterolateral es la arteria circunfleja ilíaca profunda. Esta arteria pareada tiene su origen en la arteria ilíaca externa y discurre lateralmente hacia la espina ilíaca anterior superior y asciende en dirección anterolateral. Aproximadamente a mitad de camino a lo largo de la cresta ilíaca, la arteria circunfleja ilíaca profunda perfora la aponeurosis del músculo transverso del abdomen y discurre profunda al músculo oblicuo interno para irrigar la porción inferior de la pared abdominal anterolateral profunda.
Pasando a las arterias que irrigan la zona 3 de la pared abdominal anterolateral, nos encontramos con la arteria musculofrénica, que es visible desde esta vista lateral. Esta arteria irriga la porción superior de la pared abdominal lateral superficial. Se origina como una de las ramas terminales de la arteria torácica interna que se puede ver mejor en esta imagen aquí. Discurre inferiormente a lo largo de la pared torácica anterior y emite arterias intercostales anteriores al séptimo, octavo y noveno espacio intercostal, así como ramas finas a la porción superior del músculo recto del abdomen.
Irrigando la porción superior de la pared abdominal anterolateral se encuentran las décima y décimo primera arterias intercostales posteriores, que podemos ver desde esta perspectiva posterior. Estas arterias se originan directamente de la cara posterolateral de la aorta torácica, como podemos ver aquí desde esta perspectiva lateral. Recorren el borde inferior de su costilla, numéricamente equivalente, antes de continuar medialmente hacia la pared abdominal anterolateral entre los músculos transverso y oblicuo interno del abdomen después de pasar la extremidad esternal de las costillas.
De modo similar, la arteria subcostal se ramifica desde la cara posterior de la aorta torácica y se desplaza por debajo de la décima segunda costilla para irrigar la porción lateral de la pared abdominal. A medida que se extiende anteriormente alrededor de la caja torácica, las arterias pareadas atraviesan el borde posterior del músculo transverso del abdomen y perforan su aponeurosis. La arteria subcostal continúa entre los músculos oblicuo interno y transverso del abdomen y termina cerca del músculo recto del abdomen.
El último grupo de arterias que irrigan la pared abdominal anterolateral son las arterias lumbares. Las arterias lumbares se originan a cada lado posterolateral de la aorta abdominal. Estas arterias se originan en serie y se extienden a lo largo de las arterias intercostales y subcostales inferiores posteriores. Perforan la aponeurosis del músculo transverso del abdomen antes de dar origen a varias ramas musculares responsables de la irrigación de la porción lateral de la pared abdominal anterolateral.
Es hora de revisar el drenaje venoso de la pared abdominal anterolateral, empezando por las venas superficiales.
Las venas superficiales forman una red conocida como plexo venoso subcutáneo que se irradia desde el ombligo. Este plexo drena regiones de la pared torácica, superior y medialmente hacia la vena axilar a través de las venas toracoepigástrica y torácica lateral, así como regiones de la pared abdominal, inferior y lateralmente hacia la vena femoral a través de la vena epigástrica superficial. Como quizás podemos adivinar por su ubicación, drena la sangre de las porciones inferior y medial de la pared abdominal anterior y se vacía en la vena femoral o vena safena magna.
La vena circunfleja ilíaca superficial se origina superficialmente dentro de la fascia superficial de la región inguinal. Drena la sangre de la región inguinal y de la porción inferior de la pared abdominal anterolateral. Desde su punto de origen, se extiende a lo largo del ligamento inguinal y desciende hasta drenar en la vena safena magna o femoral.
La vena toracoepigástrica discurre por la cara lateral del tronco entre la vena torácica lateral superiormente y la vena epigástrica superficial inferiormente. Esta vena tiene la función de drenar regiones de la pared torácica; sin embargo, como vimos hace un instante, la vena torácica lateral es afluente de la vena axilar y la vena epigástrica superficial es afluente de la vena femoral. Así que la vena toracoepigástrica es un conducto anastomótico superficial relativamente directo que establece una comunicación entre la vena axilar, afluente de la vena cava superior, y la vena femoral, afluente de la vena cava inferior. Por lo tanto, también desempeña un papel importante en el drenaje de regiones de la pared abdominal al conectar regiones drenadas por la vena cava superior e inferior. Esto puede proporcionar una vía de circulación colateral durante la obstrucción o compresión de cualquiera de las dos venas cavas.
Imaginemos esto utilizando un ejemplo clínico. Digamos que la vena cava inferior está obstruida o comprimida debido a un tumor maligno en el abdomen. La sangre venosa puede volver a la vena cava superior y luego al corazón a través de esta comunicación venosa. Por esto, recibe el nombre de anastomosis cavocaval.
Las venas profundas de la pared abdominal siguen a sus arterias asociadas. La vena epigástrica superior lleva sangre venosa desde la porción superior de la pared abdominal anterior y una parte del diafragma, vaciando su contenido en la vena torácica interna. La vena epigástrica inferior drena la sangre venosa desde la porción inferior de la pared abdominal anterior y vacía su contenido en la vena ilíaca externa. Existe una anastomosis o conexión entre las venas epigástricas superior e inferior, como puedes ver aquí. Esta anastomosis también constituye un lugar de circulación colateral en caso de obstrucción de cualquiera de las dos venas cava, increíble, ¿verdad?
En esta perspectiva superior de la cavidad abdominal, podemos ver la vena circunfleja ilíaca profunda. Esta vena drena la sangre de la porción inferior de la pared abdominal lateral. Se dirige medialmente con la arteria del mismo nombre, la arteria circunfleja ilíaca profunda, paralela al ligamento inguinal, drenando en la vena ilíaca externa.
Las dos últimas venas intercostales posteriores y la vena subcostal también contribuyen al drenaje venoso de la porción lateral de la pared abdominal. Desembocan en la vena ácigos a la derecha y en la vena hemiácigos a la izquierda, que son los vasos que ascienden por la pared torácica posterior y drenan finalmente en la vena cava superior.
Muy bien, ahora que ya lo sabes todo sobre los vasos de la pared abdominal anterior, es hora de pasar a los vasos de la pared posterior del abdomen.
La mayoría de las ramas arteriales que irrigan la pared posterior del abdomen proceden de la aorta abdominal. La excepción a esta regla es la arteria subcostal, que deriva de la aorta torácica y es la más inferior de sus ramas. De hecho, ya hemos mencionado esta arteria al hablar de las arterias de la pared anterolateral, ¿te acuerdas?; sin embargo, también contribuye a la vascularización de la pared posterior del abdomen.
Por último, hablemos de las arterias lumbares, que ya conocimos en la pared anterolateral del abdomen. Suelen ser cuatro a cada lado y tienen su origen en la cara posterolateral de la aorta, frente a los cuerpos de las cuatro vértebras lumbares superiores. Como ya hemos visto, estas arterias se originan en sucesión con las arterias intercostales posteriores y su función principal es proporcionar irrigación a los segmentos lumbares de la médula espinal, la pared abdominal posterior y las estructuras lumbares del dorso.
¡Vamos muy bien! Ahora veamos las venas de la pared posterior del abdomen.
Las venas lumbares son cuatro pares de vasos sanguíneos que drenan la pared abdominal posterolateral, así como los segmentos lumbares de la médula espinal y las estructuras lumbares del dorso. Por lo general vacía su contenido en la vena cava inferior. En esta perspectiva posterior, podemos ver mejor la anatomía y el curso de las venas lumbares. Las venas lumbares ipsilaterales están interconectadas por las venas lumbares ascendentes, una a cada lado de la columna vertebral. Las venas lumbares ascendentes drenan regiones de la pared abdominal posterolateral y se unen con las venas subcostales ipsilaterales para formar la vena ácigos a la derecha y la vena hemiácigos a la izquierda, que finalmente drenan en la vena cava superior. Las venas lumbares ascendentes también se comunican inferiormente con las venas ilíacas comunes, estableciendo así una vía de drenaje alternativo de la pelvis, la médula espinal y las extremidades inferiores en caso de obstrucción de la vena cava inferior.
Muy bien, es hora de conocer más sobre esa patología clínica sobre la que te hablaba que llevaba el nombre de Medusa.
Las venas cutáneas que rodean el ombligo se anastomosan o conectan con las venas paraumbilicales, como podemos ver en esta imagen. Estas venas paraumbilicales son pequeños afluentes de la vena porta hepática que discurre dentro del ligamento redondo del hígado que, a su vez, se extiende desde el ombligo. Como ya sabrás, el sistema porta hepático transmite sangre desoxigenada desde la mayor parte del tracto y órganos gastrointestinales hasta el hígado y la vena cava inferior. Por lo tanto, esta conexión entre las venas paraumbilicales y las venas superficiales alrededor del ombligo forma un importante canal de comunicación colateral entre el sistema porta hepático y el sistémico denominado anastomosis venosa portosistémica o portocava.
Esta anastomosis proporciona una vía de derivación para la sangre venosa del sistema porta hepático a través del hígado, permitiendo que la sangre venosa del tracto gastrointestinal siga llegando al corazón a través de la vena cava inferior sin pasar por el hígado. Cuando la sangre se redirige desde el sistema porta hepático, y en un momento veremos por qué ocurre esto, las venas superficiales alrededor del ombligo y las venas paraumbilicales se distensionan o forman varices. Las venas subcutáneas distendidas irradian desde el ombligo produciendo, en casos graves, el signo clínico denominado cabeza de Medusa, por su aparente similitud con la cabeza de Medusa, de la que sabemos que llevaba serpientes venenosas en vez de cabello.
La cabeza de Medusa es un signo de hipertensión portal, un aumento anormal de la presión en la vena porta y sus afluentes que puede ser consecuencia de diversos trastornos. La causa más común de hipertensión portal es la cirrosis hepática, una fase tardía de cicatrización o fibrosis del hígado que puede ser causada por muchas formas de enfermedades hepáticas como la hepatitis y el alcoholismo crónico. Las opciones de tratamiento dependen de la enfermedad subyacente.
Muchas gracias por seguir conmigo a lo largo de este tutorial. Para terminar, repasemos lo que hemos estudiado el día de hoy.
Comenzamos viendo la estructura de la pared abdominal, una estructura en capas que consiste parcialmente de hueso pero principalmente de músculo. Sus funciones incluyen la protección y el soporte de las vísceras abdominales, la estabilización y rotación del tronco y el aumento de la presión intraabdominal durante la micción, la defecación, el parto, la tos y el vómito. También vimos que la pared abdominal puede dividirse en dos subdivisiones principales: la pared anterolateral y la posterior.
Después, pasamos al tema principal de este tutorial, los vasos de la pared abdominal, empezando por la pared anterolateral. Dividimos la irrigación arterial de la pared abdominal anterolateral en zonas. Las arterias que irrigan la zona 1 de la pared abdominal anterolateral incluyen las arterias epigástricas superior e inferior. Las arterias que irrigan la zona 2 de la pared abdominal anterolateral incluyen las arterias epigástrica superficial, circunfleja ilíaca superficial y pudenda externa superficial. En la zona 3, estudiamos sobre las arterias musculofrénica, intercostales inferiores, subcostal y lumbares.
Describimos después las venas que drenan la pared anterolateral del abdomen. La mayoría de ellas tienen el mismo nombre que sus arterias homólogas. A un nivel más superficial, examinamos la vena epigástrica superficial, la vena circunfleja ilíaca superficial y la vena toracoepigástrica. A un nivel más profundo, hablamos sobre la vena epigástrica superior, la vena epigástrica inferior, la vena circunfleja ilíaca profunda desde esta vista anterior, las venas intercostales posteriores y la vena subcostal.
A continuación examinamos los vasos de la pared posterior del abdomen, empezando por las arterias. Aquí, la irrigación arterial proviene de la aorta abdominal y de algunas de sus ramas, especificamente, la arteria subcostal y las arterias lumbares. Por último, examinamos las venas de la pared posterior del abdomen, donde identificamos las venas lumbares, interconectadas por las venas lumbares ascendentes.
Al final de nuestro tutorial, hemos hablado del signo clínico conocido como cabeza de Medusa, un signo del aumento anormal de la presión venosa en el sistema porta hepático que puede observarse en pacientes con enfermedad hepática.
Y eso es todo por hoy. Espero que te haya gustado este videotutorial. ¡Feliz estudio y hasta la próxima!