Video: Huesos principales de la extremidad inferior
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Nuestras extremidades inferiores son bastante importantes. Es decir, nos ayudan a caminar, correr, mantenernos en pie e incluso bailar. La estrella de baile irlandés, Michael Flatley sin duda veía sus ...
Leer másNuestras extremidades inferiores son bastante importantes. Es decir, nos ayudan a caminar, correr, mantenernos en pie e incluso bailar. La estrella de baile irlandés, Michael Flatley sin duda veía sus piernas como una posesión valiosa, ya que las aseguró por la gran suma de 40 millones de dólares, ¿puedes creerlo?. Si alguna vez tuviera que asegurar mis piernas, me gustaría saber todo sobre ellas, es por esto que este videotutorial es tan importante. Todos sabemos que el hueso del pie está conectado al hueso de la pierna, y que el hueso de la pierna está conectado al hueso de la rodilla, pero la cosa es un poco más compleja. No te preocupes, porque te voy a guiar paso a paso a lo largo del tutorial de hoy sobre los principales huesos y articulaciones de la extremidad inferior. Al final podrás decidir si crees que vale la pena asegurar tus piernas o no.
Los huesos y las articulaciones de las extremidades inferiores pueden dividirse en tres grupos distintos: los huesos de la cintura pélvica y el muslo, los huesos de la pierna y los huesos del pie. Empezaremos el tutorial de hoy en la región más proximal de la extremidad inferior, donde hablaremos de los huesos y articulaciones de la cintura pélvica y el muslo. A continuación, continuaremos distalmente hasta llegar a los huesos y articulaciones del pie. Para terminar, echaremos un rápido vistazo a algunas correlaciones clínicas que nos ayudarán a consolidar nuestros conocimientos.
Empecemos por los huesos y las articulaciones asociadas de la cintura pélvica y el muslo.
La pelvis ósea se encuentra resaltada en verde en esta imagen. La cintura pélvica forma la cara anterolateral de la pelvis ósea. Está formada por dos huesos coxales, el izquierdo y el derecho, también conocidos como huesos innominados de la pelvis. Cada hueso coxal se compone de tres huesos; el ilion, el isquion y el pubis, que se fusionan hacia el final de la pubertad. Estos tres huesos contribuyen a la formación de una estructura en forma de cavidad conocida como acetábulo, que podemos ver aquí en esta perspectiva lateral del hueso coxal izquierdo. Echemos ahora un vistazo más de cerca a cada uno de estos tres huesos.
El ilion es el gran hueso en forma de ala de la pelvis que se extiende superiormente. Es el mayor de los tres elementos del hueso coxal y contribuye a la formación de la porción superior del acetábulo. Debido a la orientación de la pelvis ósea, la cara anterosuperior del ilion, resaltada aquí en verde, puede identificarse y palparse fácilmente. Intenta reconocerlo en tu mismo cuerpo.
El isquion es el hueso en forma de ‘L’ que forma la porción posteroinferior del hueso coxal y contribuye así a la formación de la porción posteroinferior del acetábulo, como podemos ver aquí. El pubis, por su parte, es el elemento más medial y pequeño del hueso coxal. Se encuentra justo anterior a la vejiga urinaria y contribuye a la porción anteroinferior del acetábulo. Estos dos juntos forman el foramen obturador.
Ahora echemos un vistazo a esta perspectiva anterior de la pelvis donde podemos ver ambos huesos coxales. Formando la pared posterior de la pelvis ósea se encuentra la columna pélvica o la porción pélvica de la columna vertebral que se compone de dos huesos: el sacro y el cóccix. El sacro está situado en la parte inferior de la columna vertebral y está formado por la fusión de las cinco vértebras sacras.
El cóccix se articula con el extremo distal del sacro. Marca el extremo terminal de la columna vertebral y tiene el aspecto de una pequeña cola, por lo que se le conoce como cóccix. La cintura pélvica y la columna pélvica forman la pelvis ósea del cuerpo humano. Cada hueso coxal se articula anteriorinferiormente mediante una conexión cartilaginosa denominada sínfisis del pubis con su homólogo contralateral. Posteriormente, cada ilion se articula con el sacro en las articulaciones sacroilíacas formando un anillo óseo continuo. En esta imagen podemos ver las dos articulaciones sacroilíacas.
Otra parte muy importante que debemos recordar sobre esta región es la articulación coxofemoral, una articulación sinovial esferoidea entre el hueso coxal y el fémur. Echemos un vistazo más de cerca a la articulación con esta imagen que representa una perspectiva lateral de la articulación coxofemoral izquierda con el hueso separado para que podamos ver mejor las caras articulares.
Como ya hemos visto, el acetábulo forma el componente de encaje de la articulación coxofemoral, mientras que la esfera está formada por la cabeza del fémur. Esta es una articulación muy móvil que permite tres grados de libertad de movimiento. Las articulaciones esferoideas son las más móviles del cuerpo humano, pero también están sujetas a inestabilidad.
En dirección distal se encuentra el fémur, que es el hueso más largo y fuerte del cuerpo. La ubicación de este hueso puede determinarse por su nombre, ya que fémur es la palabra en latín para ‘muslo’. Por lo tanto, este hueso se sitúa entre la articulación coxofemoral y la rodilla, formando el armazón óseo del muslo.
La cara distal del fémur se articula con la patela y la tibia de la pierna para formar la articulación de la rodilla. Como podemos ver en este corte sagital, la articulación de la rodilla consta de dos articulaciones: la tibiofemoral y la patelofemoral. Basándonos en sus nombres, realmente es muy fácil, la articulación tibiofemoral es una articulación entre la tibia y el fémur, mientras que la articulación patelofemoral es una articulación entre la patela y el fémur. Estas dos articulaciones trabajan juntas para crear movimientos en la rodilla.
La articulación de la rodilla se clasifica como un gínglimo modificado, que permite la flexión y la extensión, así como una ligera rotación medial y lateral. La ligera rotación medial se produce durante la flexión de la rodilla y su última fase de extensión, mientras que la rotación lateral se produce al desbloquear la rodilla. La patela se sitúa justo por delante de la articulación de la rodilla, por lo que también se conoce como rótula. Esta se considera un hueso sesamoideo porque está contenida dentro de un tendón. En realidad, es el hueso sesamoideo más grande del cuerpo y se asienta incrustado en el tendón de los músculos de la parte anterior del muslo. Veamos de nuevo esta imagen que muestra una perspectiva transversal de la articulación de la rodilla, y como ya hemos visto, la patela se articula únicamente con el fémur y no se articula con la tibia en la articulación femororrotuliana.
Desplazándonos distalmente, llegamos a los huesos de la pierna. Muchas personas identifican la pierna con toda la extremidad inferior; sin embargo, anatómicamente, debemos saber que la pierna se define como la región comprendida entre la rodilla y la articulación talocrural. Los dos huesos de la pierna son la tibia y la fíbula. La tibia es el segundo hueso más grande del cuerpo después del fémur. Es el principal hueso que soporta el peso de la extremidad inferior y, por lo tanto, es de vital importancia para estar de pie, caminar y correr. Lateral a la tibia, encontramos otro hueso de la pierna: la fíbula, también conocida como el peroné.
La fíbula es un hueso largo y delgado situado en el aspecto lateral de la pierna. Si alguna vez se fractura un hueso de la pierna, es mucho más probable que se fracture la fíbula que la tibia, debido a su estructura más fina y a su posición lateral. La fíbula se asienta debajo de la parte proximal de la tibia formando aquí la articulación tibiofibular proximal, también conocida como la articulación tibiofibular superior. Esta articulación es una articulación sinovial plana que permite ligeros movimientos de deslizamiento de la fíbula contra la tibia. La cara distal de la tibia y la fíbula se articulan para formar la sindesmosis tibiofibular, también conocida como la articulación tibiofibular inferior. Esta articulación ayuda a sujetar firmemente la fíbula contra la tibia para evitar su desplazamiento. Se trata de una articulación fibrosa, ya que ambas superficies óseas de la articulación están unidas por un tejido fibroso.
La cara distal de la tibia y la fíbula contribuyen a la formación de la articulación talocrural. En esta articulación, las partes distales de dichos huesos se articulan con el cuerpo del talus, que es un hueso del pie. Las prominencias óseas que se pueden palpar en las caras medial y lateral del tobillo son protuberancias óseas de la tibia y la fíbula conocidas como maléolos medial y lateral, respectivamente. El tobillo está clasificado como una articulación sinovial de tipo gínglimo. Esta articulación permite principalmente la dorsiflexión y la flexión plantar del pie, lo que nos lleva a la siguiente sección de este tutorial, que son los huesos del pie.
El pie contiene un total de 26 huesos que pueden dividirse en tres grupos distintos: los 7 huesos del tarso, los 5 huesos del metatarso y las 14 falanges. Los huesos del tarso incluyen el calcáneo, el talus, el navicular, el cuboides y los tres huesos cuneiformes. El calcáneo y el talus forman la fila proximal de los huesos del tarso, mientras que el navicular, el cuboides y los huesos cuneiformes forman la fila distal de los huesos del tarso.
Empezando por la fila proximal, ya hemos hablado del talus. Este hueso también se conoce como el hueso del tobillo, ya que es el hueso de unión entre el pie y la pierna. Inferior al talus y sosteniéndolo, encontramos el hueso más grande y posterior del pie que es el calcáneo. Se trata del hueso que sobresale del talón y que desempeña un papel importante en la sustentación del peso y la estabilidad.
Pasando a la fila distal de los huesos del tarso, nos encontramos con el hueso navicular, que se encuentra justo distal al talus. ‘Navi’ en latín significa barco, lo que describe el aspecto de barco con fondo de columpio del hueso. El hueso navicular se encuentra en la cara medial del pie y se articula proximalmente con el talus y distalmente con los huesos cuneiformes. Este se puede palpar fácilmente en la cara medial del pie. Lateral al hueso navicular, se encuentra el hueso cuboides. El cuboides es un hueso en forma de cubo, como su nombre lo indica, que se articula con el calcáneo proximalmente, el navicular y los cuneiformes medialmente, y los huesos del metatarso distalmente. Medial al cuboides y distal al hueso navicular se encuentran estos huesos cuneiformes en forma de cuña que reciben su nombre por su ubicación entre sí. Todos los huesos cuneiformes se articulan con el navicular proximalmente y con los huesos del metatarso distalmente.
Cambiemos a una perspectiva inferior del pie para tener una mejor visión de los huesos cuneiformes. El cuneiforme medial se encuentra en la cara medial del pie, como su nombre lo indica, siendo el hueso cuneiforme que se encuentra más medial. El cuneiforme intermedio se sitúa entre los otros dos huesos cuneiformes, que podemos ver aquí. El cuneiforme lateral es el más lateral de los huesos cuneiformes. Se encuentra en la parte central del pie y se articula con el cuboides lateralmente y con el cuneiforme intermedio medialmente.
Los 7 huesos del tarso se articulan entre sí en las articulaciones intertarsianas. Las articulaciones intertarsianas interconectan los huesos del tarso permitiendo el movimiento entre las articulaciones. Algunas de las articulaciones intertarsianas tienen nombres específicos, como la articulación talocalcánea, que es la articulación entre el talus y el calcáneo. Mientras que otras articulaciones tarsianas tienen un movimiento limitado, la articulación talocalcánea es bastante móvil y trabaja conjuntamente con la articulación talocrural para crear los movimientos del pie.
Distal a los huesos tarsianos, nos encontramos con los 5 huesos del metatarso. Estos huesos están situados en la parte media del pie y forman un puente entre los huesos del tarso y las falanges. Los huesos del metatarso deben su nombre a su posición. El hueso metatarsiano del primer dedo del pie se conoce como primer metatarsiano; éste es el segundo, tercero y cuarto y, por último, el más lateral es el quinto hueso metatarsiano. Los extremos proximales de los cinco huesos metatarsianos se articulan con la fila distal de huesos del tarso formando las articulaciones tarsometatarsianas. Los tres primeros metatarsianos se articulan con los huesos cuneiformes, mientras que el cuarto y el quinto se articulan con el cuboides.
Las articulaciones tarsometatarsianas también se conocen como complejo articular de Lisfranc, llamado así por el cirujano francés Jacques Lisfranc de San Martín, que realizó numerosas operaciones en el pie. Las articulaciones tarsometatarsianas son articulaciones planas que permiten ligeros movimientos de deslizamiento.
Los extremos distales de metatarsianos se articulan con el siguiente grupo de huesos del pie: las falanges. Las falanges son los huesos que se encuentran en los dedos de los pies. Estas se dividen en proximal, media y distal. Al igual que los metatarsianos, las falanges también se numeran del uno al cinco: el primer dedo del pie contiene las primeras falanges y el meñique, las quintas.
Las falanges proximales, como su nombre indica, son las falanges situadas más proximalmente. Existen cinco falanges proximales, una en cada dedo del pie. Los extremos proximales de las falanges proximales se articulan con los extremos distales de los metatarsianos formando las articulaciones metatarsofalángicas. Estas articulaciones también están numeradas según cada dedo. Por ejemplo, estas son las articulaciones metatarsofalángicas segunda, tercera y cuarta. Las articulaciones metatarsofalángicas permiten dos grados de libertad de movimientos de los dedos de los pies.
Las falanges medias se sitúan entre las falanges proximal y distal. Sólo existen cuatro falanges medias en cada pie, ya que no hay ninguna en el primer dedo del pie. Las falanges medias se numeran del dos al cinco, siendo esta la segunda y esta la quinta.
Los últimos huesos del pie son las falanges distales. Encontramos cinco falanges distales, una en cada dedo. Estos pequeños huesos se encuentran en las puntas de los dedos. En los cuatro dedos laterales hay falanges proximales, medias y distales, pero en el primer dedo del pie, también conocido como hallux o dedo gordo, sólo existen las falanges proximal y distal como habíamos comentado anteriormente. Por lo tanto, estas son más grandes en el primer dedo.
Las articulaciones entre estas falanges se conocen como articulaciones interfalángicas. Entre las falanges proximal y media se encuentran las articulaciones interfalángicas proximales y entre las falanges media y distal encontramos las articulaciones interfalángicas distales. Las articulaciones interfalángicas proximales y distales sólo se encuentran en los dedos dos a cinco. Ya que solo existen dos falanges en el primer dedo del pie, la articulación se conoce simplemente como articulación interfalángica. Todas las articulaciones interfalángicas son del tipo gínglimo, por lo que sólo permiten movimientos de flexión y extensión.
Antes de terminar este tutorial, echemos un vistazo rápido a algunas correlaciones clínicas sobre los huesos de la extremidad inferior.
Aunque la mayoría de las personas tienen 26 huesos en los pies, algunas pueden tener algunos de más. El hueso trígono es un hueso extra o accesorio del talus presente en algunos individuos. Este pequeño hueso accesorio suele desarrollarse en la cara posterior del talus y sobresale hacia atrás. En la mayoría de los casos, no causa ningún problema. Muchas personas ni siquiera saben que tienen dicho hueso. Cuando es problemático, se conoce como síndrome del hueso trígono. Este síndrome, que también se conoce como lesión cascanueces, puede darse a menudo en bailarinas, bailarines e incluso jugadores de fútbol. La continua flexión plantar del pie puede hacer que el hueso trígono quede aplastado entre el talus y el calcáneo, como una nuez en la boca de un cascanueces. Esto provoca una fricción entre estos tres huesos que puede ser dolorosa y debilitante.
Al tratarse de una patología ósea, puede diagnosticarse mediante radiografías y otras modalidades de imagen. El tratamiento suele consistir en reposo y en la colocación de hielo y, en casos extremos, cirugía.
Antes de terminar este videotutorial, repasemos rápidamente lo que hemos aprendido hoy.
Comenzamos este tutorial examinando los huesos de la cintura pélvica y el muslo. La cintura pélvica está formada por los dos huesos coxales y la columna pélvica por el sacro y el cóccix. Cada hueso de la cadera se compone de tres huesos fusionados: el ilion, el isquion y el pubis. El hueso del muslo, el fémur, se articula con el hueso coxal en la articulación esferoidea coxofemoral.
A continuación, echamos un rápido vistazo a la articulación de la rodilla, donde la cara distal del fémur se articula con la tibia y la patela. Desplazándonos hacia distal, describimos los huesos de la pierna: la tibia y la fíbula. La tibia es el principal hueso que soporta el peso de la pierna. La fíbula se encuentra en la cara lateral de la pierna y se articula con la tibia en las articulaciones tibiofibulares superior e inferior. La cara distal de la tibia y la fíbula se articula con el talus del pie formando la articulación talocrural.
Los huesos del pie pueden dividirse en huesos del tarso, del metatarso y falanges. Los huesos del tarso incluyen el calcáneo, el talus, el navicular, los tres cuneiformes y el cuboides. Los huesos del tarso se articulan entre sí en las articulaciones intertarsianas. Distales a los huesos tarsianos se encuentran los huesos del metatarso uno a cinco. Proximalmente, los huesos del metatarso se articulan con los huesos cuneiformes y cuboides en las articulaciones tarsometatarsianas. Distalmente, los cinco huesos metatarsianos se articulan con las falanges.
Las falanges se dividen en proximal, media y distal. Existen cinco falanges proximales, una en cada dedo. Las falanges proximales se articulan con los huesos del metatarso en las articulaciones metatarsofalángicas. A continuación nos encontramos con las falanges medias. Sólo existen cuatro falanges medias, ya que no hay ninguna en el primer dedo del pie. Las falanges medias se articulan con las falanges proximales en las articulaciones interfalángicas proximales. Las falanges distales se encuentran en las puntas de los dedos. Hay cinco falanges distales, una en cada dedo. Las falanges distales se articulan con las falanges medias en las articulaciones interfalángicas distales.
Terminamos el videotutorial con un rápido vistazo a un hueso accesorio conocido como hueso trígono, que se encuentra en la cara posterior del talus. Cuando el hueso trígono es problemático, se conoce como síndrome del hueso trígono. Se identifica con mayor frecuencia en bailarinas, bailarines irlandeses y jugadores de fútbol debido al movimiento regular de flexión plantar del tobillo.
Con esto concluye nuestro videotutorial. Espero que hayas disfrutado aprendiendo sobre los huesos de la extremidad inferior, ¡feliz estudio!