Nervio óptico (II par craneal)
Los nervios ópticos conforman el segundo par craneal. Estos son unos nervios aferentes somáticos especiales que inervan nuestro sentido de la visión, o específicamente, a la retina. Se origina de las fibras nerviosas que inervan los fotorreceptores de la retina. Estas fibras se unen para formar el nervio óptico, que posteriormente ingresa al cráneo y se decusa para formar el famoso quiasma óptico. El quiasma óptico después emite las dos vías ópticas que hacen sinapsis con los centros de relevo óptico en el cerebro, hasta que finalmente la información es transmitida a la corteza visual.
Además de transmitir la información visual al cerebro, el nervio óptico también se ve involucrado en varios arcos reflejos relacionados con el sistema visual.
En este artículo discutiremos la anatomía y función del nervio y tracto óptico.
Tipo | Aferente somático especial (ASE) |
Porciones |
Porción intraocular: en el disco óptico, donde las fibras se trasladan a la región retro-orbital Porción intraorbitaria: transcurre desde la parte posterior del globo ocular al conducto óptico, y está rodeada por las tres capas meníngeas Porción intracanalicular: dentro del conducto óptico del hueso esfenoides Porción intracraneal: viaja superior al diafragma de la silla turca y el seno cavernoso, finalmente formando el quiasma óptico |
Fibras |
Fibras visuales aferentes: transmiten impulsos visuales desde la retina hasta el cuerpo geniculado lateral del tálamo Fibras pupilares aferentes: regulan el reflejo pupilar o fotomotor Fibras eferentes: viajan a la retina, pero se desconoce su función Fibras fotostáticas: responsables de los reflejos visuales del cuerpo |
Irrigación | Rama oftálmica de la arteria carótida interna, arterias ciliares posteriores, arteria central de la retina |
Vía óptica | Nervio óptico -> tracto óptico-> cuerpo geniculado lateral -> radiaciones ópticas -> corteza visual (área 17 de Brodmann) |
- Origen y trayecto
- Quiasma óptico
- Tracto óptico
- Radiaciones ópticas (fibras geniculocalcarinas)
- Campos oculares frontales
- Vascularización del nervio óptico
- Reflejo pupilar
- Correlaciones clínicas
- Bibliografía
Antes de continuar con este tema, ¿Qué tal recordar un poco sobre la anatomía del ojo con el siguiente video?
Origen y trayecto
Los nervios ópticos son estructuras cilíndricas, pareadas, que se extienden desde la parte posterior del globo ocular (aproximadamente 2 mm medial al polo posterior) hasta el espacio supraselar en la fosa craneal media. Están formados por cerca de un millón de axones mielinizados de las células ganglionares de la retina. El segundo par craneal se mieliniza por oligodendrocitos, y no por células de Schwann como los axones de los nervios periféricos. A pesar de que existe una variabilidad significativa en las dimensiones de los nervios ópticos (incluso en la misma persona), la longitud promedio se encuentra entre los 35 y 55 mm.
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Se puede subdividir en cuatro porciones principales:
- La cabeza del nervio óptico (es decir la porción intraocular) mide aproximadamente 1 mm.
- La porción intraorbitaria es de aproximadamente 25 mm.
- La porción intracanalicular es la más variable, midiendo entre 4 y 10 mm.
- La porción intracraneal representa aproximadamente 10 mm de la longitud total del nervio óptico.
Porción intraocular
La cabeza del nervio óptico es el componente más anterior del nervio y corresponde al segmento de 1 mm que se ubica dentro del globo ocular (es decir la porción intraocular). Históricamente, se pensaba que era una entidad que protuía desde la superficie de la retina y por esto se le refería como papila (de ahí el término papiledema). Sin embargo, desde ese entonces se ha descubierto que el nervio óptico está en realidad a nivel de la retina, y por eso es que el término “papila” es una palabra anticuada e incorrecta que aún se utiliza en ocasiones para referirse a la cabeza del nervio óptico.
La cabeza del nervio óptico (también llamada disco óptico) es de aproximadamente 1.5 mm de ancho y está asociada a una copa fisiológica que corresponde a una depresión central en la cabeza del nervio óptico. Las dimensiones de la copa y el disco dependen de la orientación, forma y tamaño del conducto esclerocorneal que existe en la membrana de Bruch. El conducto esclerocorneal cónico tiende a ensancharse en la dirección anteroposterior.
La cabeza del nervio óptico es una porción única del segundo par craneal en el sentido de que marca un punto importante de transición vascular, geométrica y tonométrica. En el disco óptico, el nervio óptico se mueve desde la zona intraocular de alta presión al espacio de la región retro-orbital, de presión relativamente más baja. Además de esto, hay un cambio en la irrigación de la arteria central de la retina a las arterias oftálmica y ciliares posteriores. Las fibras nerviosas toman un giro de 90 grados para perforar la lámina cribosa. Finalmente, no solo son mielinizadas, sino también recubiertas por las capas meníngeas en las áreas extraoculares.
Porción intraorbitaria
Los 25 mm de nervio óptico que viajan desde la parte posterior del globo ocular (unos cuantos milímetros medial al polo posterior) a la abertura intraocular del canal óptico se les conoce como porción intraorbitaria. Las fibras del nervio óptico distales a la lámina cribosa están mielinizadas, mientras que aquellas que anteceden a la lámina cribosa no lo están. Por este motivo, el diámetro del disco óptico intraorbitario es el doble de ancho que la porción intraocular.
El nervio óptico intraorbitario también está recubierto por las tres meninges (la duramadre, la aracnoides y la piamadre). La aracnoides y la duramadre por lo general se fijan de manera laxa en la porción proximal, y se asocian con un espacio aracnoideo más grande (dándole una apariencia bulbar) en el polo posterior del globo ocular. El espacio subaracnoideo se vuelve significativamente más estrecho en el orificio orbital del conducto óptico.
Justo antes de que entre al conducto óptico, el segundo par craneal puede encontrarse adyacente a los pares craneales III, IV y al nervio nasociliar, y superomedial a la arteria oftálmica. Dentro del conducto hay muchas inserciones fibrosas de la duramadre que se extienden a la piamadre. Previamente en su trayecto, la grasa orbital separa el nervio óptico de los músculos extraoculares circundantes. Sin embargo, el nervio se relaciona de manera más estrecha con el anillo tendinoso común (o de Zinn), donde se originan los cuatro músculos rectos.
Porción intracanalicular
Dentro del conducto óptico reposa la porción intracanalicular del nervio óptico. El conducto óptico se forma dentro del ala menor del hueso esfenoides. Hay una variabilidad considerable en el grosor de las paredes del conducto óptico, tanto que el grosor aumenta de medial a lateral, y de superior a inferior.
El conducto óptico viaja postero-medialmente en un ángulo de 35 grados con respecto al plano medio-sagital. Como anteriormente en la porción intraorbital, la porción intracanalicular también está recubierta por las meninges que describimos anteriormente. Tiene una longitud variable entre 4 y 10 mm. La longitud añadida (además de la longitud del componente intraorbital) permite movimientos adicionales del globo ocular. Por lo demás es estructuralmente idéntico al segmento intraorbital.
Porción intracraneal
Los últimos 10 mm del nervio óptico hacen la porción intracraneal. Se extiende desde el orificio interno del conducto óptico y se desplaza por encima del diafragma de la silla turca antes de pasar sobre la parte supraselar del seno cavernoso. Aquí el nervio óptico se une con su homólogo contralateral para formar el quiasma óptico. También hay estructuras vasculares muy importantes que están estrechamente relacionadas con la porción intracraneal del nervio óptico:
- Reposa medial a la arteria carótida interna.
- Está supero-medial a la arteria oftálmica.
- Se encuentra inferior a la arteria cerebral anterior
La piamadre es la única meninge que recubre a la porción intracraneal del nervio óptico.
Quiasma óptico
El quiasma óptico marca un punto muy importante del segundo par craneal. Recuerda que la retina puede subdividirse en mitades nasal y temporal, que a su vez pueden subdividirse en polos superiores e inferiores. El lado nasal del ojo izquierdo y el lado temporal del ojo derecho reciben información de los campos visuales temporal y nasal, respectivamente (es decir el campo visual izquierdo). De manera similar, la luz que proviene del campo visual derecho es detectada por el lado temporal del ojo izquierdo y por el lado nasal del ojo derecho.
En el quiasma óptico, las fibras del nervio óptico que se originan del lado temporal de la retina del ojo derecho continúan por el tracto óptico derecho (porción del nervio óptico posterior al quiasma). En el punto de decusación, las fibras que se originan del campo nasal del ojo izquierdo se cruzan y entran al tracto óptico derecho. De esta manera, la información visual que proviene del campo visual izquierdo viaja por el tracto óptico derecho. Una decusación parecida ocurre con las fibras que surgen del lado del ojo contralateral
Para más información sobre el nervio óptico, mira los videos, artículos, cuestionarios e ilustraciones incluidos en las siguientes unidades de estudio:
Tracto óptico
El tracto óptico es la continuación intracraneal del nervio óptico. Al igual que el II par craneal, el tracto óptico está pareado. Cada uno se compone de fibras temporales que se originan en la retina del ojo ipsilateral y de fibras nasales que se originan de la retina del ojo contralateral. La mayoría de estas fibras continuarán hasta alcanzar el cuerpo geniculado lateral del tálamo, donde hacen sinapsis en el núcleo geniculado lateral dorsal.
Sin embargo, una minoría de estas fibras se desviarán y no llegarán al cuerpo geniculado lateral. En su lugar terminarán en el núcleo pretectal (para participar en el reflejo pupilar o fotomotor) y en el colículo superior (regulación de movimientos oculares sacádicos). Además, hay fibras que salen del cuerpo geniculado lateral para formar las radiaciones ópticas (fibras geniculocalcarinas). Este tracto se compone de seis capas, que están formadas después de que sus fibras salen del cuerpo geniculado lateral por medio de la porción retrolenticular de la cápsula interna. Las fibras subsecuentemente terminan en el área de Brodmann 17 (la corteza visual) dentro del surco calcarino.
Radiaciones ópticas (fibras geniculocalcarinas)
Este núcleo geniculado lateral dorsal se divide en las capas 1-6 y tiene una disposición somatotópica, de manera que las fibras que surgen del ojo contralateral hacen sinapsis en las capas 1, 4 y 6. Por el contrario, las fibras que se originan del ojo ipsilateral hacen sinapsis en las capas 1, 3 y 5. Adicionalmente, los axones que surgen de los cuadrantes superiores (excluyendo la mácula) se dirigen a la porción antero-medial del núcleo. De manera similar, aquellos que surgen de los cuadrantes inferiores (excluyendo la mácula) se proyectan a la porción antero-lateral del núcleo. Los cuadrantes superiores e inferiores de la mácula, viajan a las porciones posteromedial y posterolateral del núcleo geniculado lateral, respectivamente.
Las fibras que salen del cuerpo geniculado lateral se conocen en conjunto como fibras geniculocalcarinas. Ellas transmiten impulsos visuales integrados desde el tálamo hasta la corteza visual y pueden dividirse en asas superior e inferior, conocidas como asa de Baum y de Meyer, respectivamente. Las fibras del asa de Meyer toman un camino más anterior alrededor del asta temporal del ventrículo lateral (atravesando el lóbulo temporal) antes de girar posteriormente hacia el surco calcarino. Las fibras del asa de Baum pasan directamente a través del lóbulo parietal para ingresar a la porción retrolenticular de la cápsula interna. Al final, las fibras que surgen de la periferia de los cuadrantes superiores e inferiores, se proyectarán a los dos tercios anteriores de la corteza visual primaria, mientras que aquellas fibras que surgen de los cuadrantes superiores e inferiores del centro (la mácula) se dirigirán al tercio posterior de la corteza visual primaria.
Campos oculares frontales
Además de las numerosas proyecciones talamocorticales asociadas a la visión, las fibras postsinápticas del campo visual primario también viajan al cerebro para hacer sinapsis e integrarse con los campos oculares frontales (las áreas de Brodmann 6, 8 y 9). Esta área del cerebro tiene muchas conexiones con el tálamo, al igual que con el lóbulo parietal y temporal, donde procesa las señales aferentes relacionadas con la visión y la audición. Por medio de los tractos eferentes al núcleo oculomotor accesorio (o de Edinger-Westphal) ipsilateral y a los núcleos oculomotores principales, los campos oculares frontales son capaces de regular los movimientos oculares rápidos entre los puntos de fijación (movimientos oculares sacádicos).
Vascularización del nervio óptico
Existe algún grado de variabilidad en la vascularización del nervio óptico dependiendo en el segmento que se analice. En esencia, el nervio óptico es irrigado indirectamente por la rama oftálmica de la arteria carótida interna. A medida que la carótida interna emerge superiormente desde el seno cavernoso, la arteria oftálmica se desvía y viaja a lo largo de la superficie ventral del nervio óptico dentro del conducto óptico. A medida que la arteria emerge en el vértice de la órbita, produce un triplicado de las arterias ciliares posteriores, junto a la arteria central de la retina. Los vasos viajan anteriormente al nervio óptico después de perforar la estructura aproximadamente a 10-12 mm del globo ocular.
La capa superficial de fibras nerviosas del disco óptico es perfundida por las ramas de la arteria central de la retina. La vascularización de la zona preliminar surge de los vasos peripapilares y coroideos, que a su vez surgen de las arterias ciliares posteriores. La lámina cribosa obtiene su irrigación de las arterias ciliares posteriores cortas, y en ocasiones, del círculo arterial peripapilar o de Zinn-Haller. Esta última estructura vascular no es consistente, sin embargo, se puede encontrar en el espacio subescleral que rodea al nervio óptico en la unión neuro-ocular. Las arterias que atribuyen a la red de Zinn-Haller surgen de los vasos coroidales, del plexo vascular de la piamadre, de arterias perineurales y de aproximadamente 4-8 arterias ciliares posteriores. La red arterial de Zinn-Haller también arroja ramas a la porción laminar del disco óptico.
Las arterias ciliares posteriores irrigan la porción orbitaria del segundo par craneal por medio del plexo vascular de la piamadre, que alcanzan al nervio por medio de tabiques fibrosos. La porción internalizada de la arteria central de la retina también puede proporcionar suministro arterial al nervio en este lugar. La irrigación colateral que surge de la rama meníngea media de la carótida externa también puede llegar a la porción intraorbital del nervio óptico cerca al vértice de la órbita.
La porción intracanalicular del nervio óptico reposa en un área irrigada por las ramas colaterales de la arteria oftálmica (anteriormente) y las derivadas piales de las arterias hipofisaria superior y carótida interna (posteriormente). Dentro del cráneo, el segundo par craneal es irrigado por la porción A1 de la arteria cerebral anterior, la carótida interna y las arterias hipofisarias superiores. Aunque el nervio óptico sea considerado como una extensión diencefálica, los vasos que irrigan no tienen barrera hematoencefálica.
Los afluentes venosos de todas las porciones del nervio óptico finalmente drenan a la vena central de la retina. Posteriormente, esta drena ya sea hacia la vena oftálmica superior o directamente en el seno cavernoso.
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Reflejo pupilar
El nervio óptico es el responsable de relevar información al núcleo pretectal a nivel del colículo superior, que a su vez es responsable por la regulación de la actividad bilateral del núcleo de Edinger-Westphal (núcleo parasimpático del III par craneal). Las fibras del tracto óptico que hacen sinapsis en el núcleo pretectal no se comunican con el cuerpo geniculado lateral.
Las fibras parasimpáticas presinápticas de cada núcleo de Edinger-Westphal después viajan junto a las fibras del nervio oculomotor y hacen sinapsis en el ganglio ciliar. Las fibras parasimpáticas postsinápticas luego viajan con los nervios ciliares cortos para inervar al músculo esfínter de la pupila. Por lo tanto, la vía del reflejo pupilar tiene un ramo aferente que surge del tracto óptico ipsilateral y dos ramos eferentes que brindan inervación bilateral a los núcleos oculomotores (de Edinger-Westphal). Por este motivo, es capaz de producir tanto la respuesta pupilar directa (constricción ipsilateral de la pupila en respuesta a un estímulo luminoso) como la respuesta consensual (constricción contralateral de la pupila en respuesta a un estímulo luminoso).
Correlaciones clínicas
Existen varias condiciones patológicas que pueden afectar al nervio óptico. Las principales que mencionaremos se relacionan con desórdenes en la circulación, en la presión intraocular, o con la inflamación del nervio. Sin embargo, el nervio óptico también es susceptible a una variedad de patologías similares que afectan el cerebro, entre ellas están los tumores como los gliomas y meningiomas.
Neuropatía óptica isquémica anterior
La neuropatía óptica isquémica anterior tiene muchas similitudes con los accidentes cerebrovasculares, conocidos comúnmente como “derrames”. La patología se debe a la interrupción del suministro sanguíneo al nervio óptico. Esto puede resultar en un espectro variado de desórdenes, desde la isquemia hasta el infarto con necrosis.
La severidad de la lesión depende en el grado y la duración de la obstrucción vascular. Casos leves de la neuropatía óptica isquémica anterior pueden ocurrir con la interrupción temporal del flujo sanguíneo al nervio óptico, a esto se le conoce como pérdida transitoria de la visión. Al igual que el cerebro, el nervio óptico no se regenera una vez que ha sufrido un daño severo (infartos). De esta manera, la percepción de impulsos visuales por la región afectada se perderá de manera permanente. Mientras que otros trastornos como la vasculitis, eventos embólicos o trombóticos, pueden conducir a la neuropatía en cuestión. No debe ignorarse la probabilidad de que la oclusión vascular sea causada por aterosclerosis avanzada.
Los médicos y otros profesionales de la salud deben tener un alto grado de sospecha cuando se trata de lesiones arteriales del ojo, ya que usualmente indican que existe un riesgo similar de evento isquémico en cualquier otra parte del cuerpo (como en el corazón, desencadenando un infarto del miocardio, en el cerebro causando un derrame, o en los riñones provocando una disfunción marcada). En la fundoscopia u oftalmoscopia de la neuropatía óptica isquémica anterior, el disco óptico se verá pálido y los márgenes aparecerán borrosos (hinchados).
Papiledema
El papiledema se refiere al edema del disco óptico de ambos nervios ópticos. Esto puede presentarse de manera unilateral o bilateral. En el caso del papiledema unilateral, la etiología más probables es un efecto de masa por un tumor de nervio óptico primario. El papiledema bilateral probablemente se vea relacionado al aumento de la presión intracraneana.
Un aumento en la presión perineural puede comprometer el drenaje venoso del nervio, llevando a que el transporte de contenidos intracelulares a través de la neurona se interrumpa, resultando en edema del disco óptico. Clínicamente, esto se puede observar como unos márgenes de disco borrosos y el disco aparece hiperémico al examen de fondo de ojo.
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