Oligodendrocitos
Para que el cuerpo humano pueda sobrevivir y funcionar correctamente, el sistema nervioso interpreta continuamente señales externas y genera respuestas apropiadas. La transmisión eficiente de señales entre las neuronas es crucial, y esta comunicación rápida e ininterrumpida es facilitada por la mielinización de las fibras nerviosas.
Este artículo se enfoca en la fisiología de los oligodendrocitos, uno de los tipos de célula nerviosa (células gliales) responsables de la mielinización en el sistema nervioso central (SNC), y explora su papel esencial en el mantenimiento de la homeostasis del sistema nervioso.
Ubicación | SNC: principalmente en la sustancia blanca |
Origen | Las células precursoras de oligodendrocitos derivan del tubo neural |
Función | Núcleo redondo Cuerpo celular pequeño Múltiples prolongaciones que se extienden para formar vainas de mielina alrededor de los axones |
Diferencias entre la mielinización en el SNC y el SNP |
SNC 1. Cada oligodendrocito mieliniza múltiples axones, formando hasta 50 vainas de mielina 2. El cuerpo celular del oligodendrocito no está unido al axón 3. El soporte, nutrición y regulación del axón es por parte del espacio extracelular, controlado por las células gliales SNP 1. Cada célula de Schwann produce una sola vaina de mielina 2. El cuerpo celular de la célula de Schwann está envuelto alrededor del axón 3. El soporte, nutrición y regulación del axón son proporcionados por el tejido conectivo y la lámina basal |
- Definición e información general
- Ubicación y origen
- Estructura
- Función y fisiología
- Correlaciones clínicas
- Bibliografía
Definición e información general
Los oligodendrocitos forman vainas de mielina alrededor de los axones en el SNC, mejorando y aislando la transmisión de señales entre las células del sistema nervioso. El término “oligodendrocito” proviene de las palabras griegas “oligo” (pequeño), “dentro” (árbol) y “cyto” (célula), que juntas se traducen como “pequeña célula en forma de árbol”, en alusión a su apariencia.
Ubicación y origen
Los oligodendrocitos se encuentran en todo el SNC, pero están presentes en mayor cantidad en la sustancia blanca, donde recubren la mayoría de los axones, produciendo la mielina que le da a esta región su color característico.
Durante el desarrollo, los oligodendrocitos son el último tipo de célula glial en aparecer en el tejido nervioso. Al igual que el resto de la macroglía, se originan en el tubo neural. Las células precursoras de la macroglía se denominan glioblastos. En el caso de la oligodendroglía, las células progenitoras son las células precursoras de oligodendrocitos (OPCs, por sus siglas en inglés), que migran y se distribuyen por las sustancias gris y blanca mientras se diferencian en oligodendrocitos. El proceso de migración acaba unas semanas después del nacimiento. Antes de diferenciarse completamente en oligodendroglía, las OPCs se convierten en oligodendrocitos inmaduros, que expresan los factores correspondientes pero aún no comienzan a mielinizar.
Estructura
La oligodendroglía es una de las poblaciones celulares más grandes del SNC y consiste en células que, en general, son más pequeñas que los astrocitos pero más grandes que las microglías. Estas células tienen un núcleo redondo y denso, rodeado por un volumen pequeño de citoplasma con múltiples prolongaciones que no se ramifican, sino que se extienden y envuelven los axones adyacentes. Un solo oligodendrocito puede formar prolongaciones para sostener hasta 50 vainas de mielina. Con microscopía electrónica, se pueden observar múltiples mitocondrias y microtúbulos debido al extenso citoesqueleto necesario para soportar los procesos de envoltura. Además, se observan un retículo endoplasmático liso y un aparato de Golgi extendidos, lo que refleja la alta producción de lípidos y proteínas que componen la mielina.
Función y fisiología
El principal rol de los oligodendrocitos es la mielinización de los axones. Sin embargo, al igual que otras células de la neuroglia, sus funciones van más allá, incluyendo el mantenimiento de un microambiente estable para las neuronas y la participación en la reparación de los tejidos.
Mielinización
Cada axón en el cuerpo humano logra la mielinización a través de una serie de vainas de mielina consecutivas separadas por delgados espacios o gaps conocidos como nódulos de Ranvier. Cada vaina de mielina consiste en múltiples capas de la membrana citoplasmática del oligodendrocito, que se envuelve alrededor del axolema (la membrana celular del axón). En el sistema nervioso central, los oligodendrocitos son responsables de crear estas vainas de mielina, mientras que las células de Schwann cumplen la misma función en el sistema nervioso periférico (SNP).
Para formar una vaina de mielina, el oligodendrocito extiende una prolongación celular hacia un axón no mielinizado, que lo envuelve haciendo contacto con el axolema y forma un lazo conocido como mesaxón interno. Este proceso de envoltura continúa en bucles sucesivos hasta que múltiples capas rodean el axón. A medida que esto ocurre, el citoplasma dentro de la prolongación se va comprimiendo poco a poco hacia el cuerpo celular glial, lo que lleva al adelgazamiento y compactación de dichas capas que rodean el axón. Estas capas se comprimen tanto que forman estructuras conocidas como líneas densas mayores y líneas de intraperíodo, visibles bajo microscopía electrónica.
La estabilidad de esta estructura está reforzada por uniones estrechas que reciben el nombre de uniones autotípicas, cuando ocurren entre capas gliales, y uniones heterotípicas, cuando se dan entre la membrana glial y el axolema. Además, proteínas transmembrana como la proteína proteolipídica en el sistema nervioso central, proporcionan mayor resiliencia e integridad a la vaina, garantizando un aislamiento efectivo y una transmisión rápida de señales a lo largo del axón.
Diferencias entre la mielinización en el SNC y el SNP
Aunque el principio básico de formar una vaina de mielina es similar en el sistema nervioso central (SNC) y en el sistema nervioso periférico (SNP), existen diferencias notables entre los roles y los mecanismos de los oligodendrocitos en el SNC y las células de Schwann en el SNP. En el sistema nervioso central, cada oligodendrocito contiene múltiples prolongaciones, lo que le permite formar hasta 50 vainas de mielina separadas, las cuales pueden envolver el mismo axón o diferentes axones. Debido a esto, el cuerpo celular y el núcleo del oligodendrocito permanecen distantes de las vainas que forman. En cambio, cada célula de Schwann en el sistema nervioso periférico crea únicamente una vaina de mielina, manteniéndose estrechamente asociada a ella al adherir su cuerpo celular y núcleo directamente al axolema, eliminando la necesidad de prolongaciones extensas.
El soporte estructural y nutricional también es diferente de manera significativa. En el SNP, el tejido conectivo y una lámina basal proporcionan el soporte necesario a las vainas de mielina. Sin embargo, en el SNC, este soporte depende del ambiente químico estable que es mantenido por los astrocitos, que regulan las concentraciones iónicas y moleculares en el líquido extracelular. Los astrocitos también extienden sus procesos especializados denominados pies terminales hacia los nódulos de Ranvier, donde influyen en el equilibrio iónico y apoyan los canales iónicos altamente concentrados, esenciales para la conducción neuronal.
La importancia de la oligodendroglía en el sistema nervioso central (CNS)
El hecho de que la mayoría de las vías neuronales en el encéfalo y la médula espinal humanas estén compuestas por axones mielinizados, permite que el cuerpo responda a tiempo a nuevos estímulos. Al evaluar los efectos de la mielinización en el SNC debido a la presencia de oligodendroglía, surgen dos beneficios principales para la transmisión de señales:
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Aislamiento: la mielina está compuesta principalmente por lípidos (galactocerebrósido, esfingomielina y colesterol), unidos a proteínas especiales que estabilizan su forma. Esta composición única, junto con el aumento del grosor de las vainas multicapa, aísla el axón del espacio extracelular. En consecuencia, la fuga de iones se reduce significativamente en comparación con los axones no mielinizados. Este aislamiento se basa en una señalización más precisa, la cual requiere menos energía y permite la formación de circuitos neuronales más complejos.
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Mayor velocidad de conducción: la disposición consecutiva de las vainas de mielina (conocidas como internodos) separadas por los nódulos de Ranvier forma un envoltorio axonal con regiones alternas aisladas y no aisladas. Esto da lugar a un fenómeno conocido como “conducción saltatoria”. Cuando se inicia un potencial de acción en un axón no mielinizado, este activa los canales regulados por voltaje cercanos, que a su vez se activan para propagar el potencial de acción a lo largo del axón. En un axón no mielinizado, la propagación del potencial de acción incluye cada parte del axón. Por otro lado, en los axones mielinizados, el potencial de acción se propaga solo entre los nódulos de Ranvier, “saltando” de nódulo a nódulo y “evitando” las regiones mielinizadas. Esto es posible gracias a la alta concentración de canales regulados por voltaje en los nódulos, así como al aislamiento proporcionado por la mielina, lo cual asegura la continuidad de la corriente iónica intracelular. Esta conducción saltatoria en los axones mielinizados resulta en una transmisión de señales significativamente más rápida en comparación con los axones no mielinizados, lo que ha permitido la supervivencia de organismos multicelulares grandes y ha sentado las bases para funciones cerebrales superiores.
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Nutrición y soporte: a través de la mielina, los oligodendrocitos proporcionan nutrientes a los axones, regulan niveles de iones y moléculas y también mejoran la función del citoesqueleto, fortaleciendo la integridad estructural del axón.
Funciones no relacionadas con la mielinización
Un porcentaje de oligodendrocitos no muestra actividad mielinizante, a pesar de estar completamente diferenciados. Estas células se clasifican como oligodendrocitos satélite y no están unidas mediante mielina a los axones. Se localizan en la sustancia gris, y sus propiedades están relacionadas con la regulación del microambiente del tejido nervioso y el reemplazo de otros oligodendrocitos disfuncionales.
Además, la oligodendroglía desempeña un papel importante en la regulación del metabolismo neuronal, expresando factores de crecimiento como el factor neurotrófico derivado de la línea celular glial (GDNF, por sus siglas en inglés) o el factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF), promoviendo el crecimiento neuronal cuando es necesario. Otras funciones de la oligodendroglía relacionadas con el control de daños y la plasticidad neuronal son objeto de estudios en curso y aún no están completamente definidas.
Correlaciones clínicas
En un contexto clínico, los oligodendrocitos son clave para poder entender la patología de diversas enfermedades neurológicas, particularmente en enfermedades desmielinizantes y neurodegenerativas.
Enfermedades desmielinizantes
Las enfermedades desmielinizantes se caracterizan por la degradación de las vainas de mielina, lo que impacta directamente la transmisión de señales nerviosas. Esta alteración generalmente es causada por la incapacidad de los oligodendrocitos de reemplazar eficazmente la mielina destruida, lo que deteriora la comunicación neuronal y, a su vez, genera una variedad de síntomas neurológicos.
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Enfermedades inmunomediadas (trastornos autoinmunes): en ciertas enfermedades autoinmunes, el sistema inmunológico ataca por error las vainas de mielina del SNC, provocando su destrucción. Un ejemplo común es la esclerosis múltiple (EM), en donde las células inmunológicas como los linfocitos T, linfocitos B y macrófagos atacan el tejido del sistema nervioso central. Estas células liberan citocinas y otras moléculas proinflamatorias, lo que aumenta la permeabilidad vascular e intensifica la inflamación. Esta inflamación, por su parte, conlleva a una apoptosis de los oligodendrocitos, dejando los axones sin sus vainas de mielina y alterando la estructura del tejido nervioso. Los astrocitos suelen responder hiperactivándose, lo que empeora la disrupción del tejido. En la EM, los hallazgos patológicos característicos incluyen placas o lesiones con células inflamatorias, astrocitos alterados y áreas desprovistas de mielina. Estas lesiones afectan comúnmente el cerebro, la médula espinal y el nervio óptico, lo que da lugar a los síntomas típicos de la enfermedad.
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Enfermedades metabólicas: algunas enfermedades metabólicas afectan el mantenimiento de la mielina debido a deficiencias o desequilibrios nutricionales. Por ejemplo, la deficiencia de vitamina B12 puede provocar desmielinización, ya que esta vitamina es esencial para la síntesis y el mantenimiento de la mielina.
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Enfermedades genéticas: las mutaciones genéticas que afectan a los oligodendrocitos pueden dar lugar a diversas formas de desmielinización debido a una formación alterada de mielina o a la toxicidad dentro del sistema nervioso central (SNC). Un ejemplo es la adrenoleucodistrofia, causada por mutaciones en el gen ABCD1, que provocan la acumulación de ácidos grasos de cadena larga, los cuales tienen efectos tóxicos sobre la mielina. Otra enfermedad representativa es la enfermedad de Pelizaeus-Merzbacher, en la que las mutaciones afectan la producción o función de las proteínas de mielina, resultando en una reducción de los oligodendrocitos funcionales y en la incapacidad para formar vainas de mielina estables.
Otra relevancia clínica
Aparte de los trastornos desmielinizantes, los oligodendrocitos son cada vez más reconocidos como actores clave en la patología de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson. Sus roles pueden variar: en algunos casos, brindan soporte neuroprotector, mientras que en otros pueden contribuir a la progresión de la enfermedad. Además, los oligodendrogliomas representan una neoplasia destacada dentro del SNC. Este tumor agresivo se origina en los precursores de oligodendrocitos, ilustrando cómo estas células también pueden desempeñar un papel en la oncogénesis.
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