Nervio olfatorio (I par craneal)
Las sensaciones percibidas por el cuerpo se organizan en dos grandes grupos: sensaciones generales, como el tacto, presión, dolor y temperatura; y sensaciones especiales, como la visión, la audición, el gusto, el olfato, y el sentido de la posición y movimiento del cuerpo o propiocepción. El nervio olfatorio es el primer par craneal de los doce que tenemos, y uno de los pocos que transmite exclusivamente información sensorial especial. En este caso, el nervio olfatorio es el responsable de nuestro sentido del olfato.
La información acerca de los olores se origina en el epitelio de la fosa nasal y es transportada hacia el cerebro por medio de los componentes del nervio olfativo (1er par craneal - I par craneal) y la vía olfatoria. Una disminución en el sentido del olfato se ha asociado con la enfermedad de Parkinson y por ende, puede ser un marcador clínico importante en esta u otras enfermedades o lesiones.
Para entender la anatomía del nervio olfatorio y sus implicaciones clínicas, en este artículo viajaremos junto al nervio en todo su trayecto, desde sus células receptoras ubicadas en el epitelio nasal, hasta la corteza olfatoria y más allá. Resaltaremos características únicas de ciertas células dentro de la vía olfatoria, y la conexión que existe entre ella y las regiones relacionadas con la memoria y el comportamiento.
Función | Sentido especial del olfato (aferente somático especial) |
Células olfatorias | Células receptoras del olfato (perciben los olores y tienen cilios), células de soporte, células basales (células madre)(reemplazan células receptoras del olfato viejas o deterioradas) |
Nervio olfatorio | El primer par craneal se forma a partir de una colección de axones de células receptoras del olfato, que atraviesan la lámina cribosa ingresando a la parte superior de la cavidad nasal. |
Bulbo olfatorio | Es la estación de relevo de la vía olfatoria y contiene glomérulos olfatorios |
Tracto olfatorio | Está formado por axones de neuronas mitrales de relevo |
Estrías olfatorias | Son las divisiones medial y lateral del tracto olfatorio |
Corteza olfatoria | Corteza piriforme, amígdala, corteza entorrinal |
Destino de señales de salida | Corteza orbitofrontal |
- Visión general
- Células receptoras del olfato
- Nervio olfatorio
- Bulbo olfatorio
- Tracto olfatorio
- Estrías olfatorias
- Corteza olfatoria
- Vías de la corteza olfatoria
- Correlaciones clínicas
- Bibliografía
Visión general
Es importante anotar que el nervio olfatorio es solo uno de los componentes de la vía olfatoria y de hecho está compuesto de múltiples raíces o fibras nerviosas que se originan en las células receptoras. Su trayecto se puede resumir de la siguiente manera:
- Células receptoras del olfato
- Nervios olfatorios
- Bulbo olfatorio
- Tracto olfatorio
- Estrías olfatorias
- Corteza olfatoria
- Destino de señales de la corteza olfatoria
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Células receptoras del olfato
Estas células se encuentran en el neuroepitelio olfatorio, una membrana mucosa que reviste la parte superior y los lados de la cavidad nasal. En los humanos, el epitelio olfatorio es bastante pequeño con un área de 5 cm² aproximadamente. Existen tres tipos de células dentro de este epitelio: las células receptoras del olfato, las células de soporte, y las células basales (células madre).
Las células receptoras del olfato son bipolares, esto significa que tienen dos proyecciones que salen de su cuerpo. Una proyección, la dendrita, se extiende hasta la superficie del neuroepitelio olfatorio y una vez allí se expande y convierte en forma de perilla. En la superficie de la dendrita, se encuentran cerca de 10-20 cilios inmóviles que a su vez se extienden hacia la capa líquida que cubre el epitelio nasal. Estos cilios contienen receptores para moléculas de olores que ingresan a la cavidad nasal y son atrapados por el fluido que cubre el epitelio olfatorio. La otra proyección del cuerpo de la célula receptora es un axón desmielinizado; este será descrito en el siguiente paso de la vía olfatoria.
Cabe destacar que otro tipo de célula que se encuentra en el epitelio son las células basales o madres. Normalmente una célula receptora del olfato tiene una vida útil de entre 30 y 60 días. Las células basales se diferencian y reemplazan las células receptoras deterioradas. Esto quiere decir que a diferencia de las células receptoras de otros sentidos especiales (como la visión o la audición), las células receptoras del olfato pueden regenerarse durante toda la vida. Sin embargo, a lo largo de nuestras vidas, no todas las células receptoras son reemplazadas, llevando a que el sentido del olfato disminuya con la edad.
Nervio olfatorio
Cada célula receptora tiene un axón que se extiende desde su superficie basal. La superficie basal de las células receptoras se encuentra inmediatamente inferior a la lámina cribosa del hueso etmoides, que forma la parte superior de la cavidad nasal. A medida que los axones se proyectan del cuerpo neuronal, se unen a otros axones de células receptoras, formando fascículos de fibras o raíces nerviosas. Todos estos fascículos axonales pueden considerarse en conjunto como el nervio olfatorio (I par craneal). Posteriormente estos fascículos de fibras nerviosas, recubiertos por la duramadre y la aracnoides, ascienden a través de los forámenes de la lámina cribosa.
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Bulbo olfatorio
Los axones proyectados de las células receptoras del olfato por medio del nervio olfatorio terminan en el bulbo olfatorio. El bulbo olfatorio es la principal estación de relevo de la vía olfatoria. La información proveniente de las células receptoras se transmite a las células cuyas proyecciones forman la continuación del tracto olfatorio.
Cada bulbo olfatorio (derecho e izquierdo) se ubica lateral al proceso crista galli y superior a la lámina cribosa del hueso etmoides, dentro de la cavidad craneal. Por lo tanto se localiza en la parte inferior de la cara medial del hueso frontal. Dentro del bulbo olfatorio se encuentran los fascículos de las fibras nerviosas conocidos como glomérulos; donde los axones que ingresan de las células receptoras se conectan con las dendritas de neuronas de relevo mitral.
Tracto olfatorio
Este fascículo de fibras nerviosas está compuesto por los axones de las neuronas mitrales de relevo cuyo destino son las regiones del cerebro asociadas a la corteza olfatoria. El tracto olfatorio pasa posterior a la parte inferior de la cara medial del lóbulo frontal por medio de un surco conocido como surco olfatorio.
Estrías olfatorias
Posterior y anterior al quiasma óptico, a ambos lados el tracto olfatorio se divide formando las estrías olfatorias medial y lateral.
La estría medial se dirige hacia la comisura anterior y, subsecuentemente, a las estructuras olfatorias contralaterales. La estría lateral continúa hacia las estructuras asociadas a la corteza olfatoria.
Corteza olfatoria
Esta corteza no es solo una estructura, sino que, se define como un conjunto de áreas de la corteza cerebral (generalmente dentro del lóbulo temporal) que reciben señales directamente desde el bulbo olfatorio. Estas regiones son:
- La corteza piriforme: ubicada debajo de la estría olfatoria lateral.
- La amígdala: ubicada anterior al asta temporal/inferior del ventrículo lateral, y se asocia con la emoción del miedo.
- La corteza entorrinal: que es la parte anterior del giro parahipocampal, y se relaciona con la formación de la memoria.
Vías de la corteza olfatoria
Desde la corteza olfatoria, la información del olfato se transmite a la corteza orbitofrontal por medio del núcleo dorsal medial del tálamo. La corteza orbitofrontal es una porción de la corteza prefrontal que está ubicada en la parte inferior del lóbulo frontal y superior a las órbitas. Lesiones a esta región cortical pueden llevar a la incapacidad de distinguir olores. La información olfatoria también es transmitida a partes del hipotálamo y del tronco encefálico que desencadenan respuestas autonómicas relacionadas con el apetito, la salivación y la contracción gástrica.
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Correlaciones clínicas
Una pérdida total del olfato (anosmia), o alteraciones en el olfato (disosmia), pueden ser indicativas de un gran número de lesiones o enfermedades diferentes de importancia clínica.
Anosmia
Un cambio en la agudeza de la percepción del olfato o la pérdida total del olfato pueden ser un síntoma asociado a un gran número de enfermedades neurodegenerativas como:
- Enfermedad de Alzheimer
- Esquizofrenia
- Diabetes
- Enfermedad de Huntington
- Esclerosis múltiple
- Enfermedad de Pick (un tipo de demencia)
- Enfermedad de Parkinson - la anosmia en estos pacientes puede preceder a los síntomas motores por muchos años y puede ser una prueba de tamizaje útil para la detección temprana de la enfermedad.
- Congénitas
La anosmia también puede resultar de otros tipos de lesiones cerebrales:
- Tumores cerebrales o aneurismas que ejercen presión en alguna parte de la vía olfatoria
- Trauma craneal con fractura de la órbita superior o de la fosa craneal anterior
Disosmia
El término disosmia puede corresponder a diferentes categorías: una alteración en la calidad de la percepción de un olor (parosmia/troposmia/cacosmia) o, la percepción de un olor cuando en realidad no hay ninguno presente (fantosmia/alucinación olfativa). Las lesiones en las fibras del nervio olfatorio pueden ocurrir como complicación de las infecciones de tracto respiratorio superior. Una disminución en el número de fibras nerviosas debido a estas infecciones lleva a que no hayan suficientes fibras diferentes para distinguir de manera precisa los diferentes olores, llevando a la parosmia. La fantosmia puede ocurrir como el evento inicial, o aura, de un episodio de epilepsia de lóbulo temporal, y puede indicar una convulsión focal que posteriormente se extiende a las estructuras del lóbulo temporal.
Evaluación del olfato
Cambios en el nivel o calidad de la percepción de olores, en ausencia de problemas de los senos paranasales o cavidad nasal, son motivo de alarma y deben ser estudiados meticulosamente. Inicialmente, el sentido del olfato puede evaluarse fácilmente usando olores conocidos (como el café, la menta, la canela).
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