Nervio oculomotor (III par craneal)
El nervio oculomotor, o motor ocular común, es el tercer par craneal (III) y su función se describe en el nombre (óculo = en relación al ojo; motor = genera movimiento). Solamente con su nombre es fácil inferir que el nervio oculomotor inerva a los músculos que mueven el ojo o sus componentes. Estas funciones motoras del nervio lo hacen un indicador útil para evaluar lesión cerebral.
Para comprender la importancia clínica del nervio oculomotor, en este artículo describiremos su anatomía. Comenzando por el origen y trayecto, la función, los músculos que inerva y los movimientos que estos producen, además de la irrigación del nervio.
Tipo | Eferente somático general (ESG) Eferente visceral general parasimpático (EVG) |
Núcleos (orígenes reales) | Núcleo del nervio oculomotor (ESG) Núcleos oculomotores accesorios (Edinger-Westphal) (EVG) |
Punto de salida | Fisura orbitaria superior |
Ramos | Ramo superior (división), ramo inferior (división) |
Función | Inervación motora que permite los movimientos oculares: a todos los músculos extraoculares con excepción del recto lateral y del oblicuo superior (ESG); músculo ciliar, músculo esfínter de la pupila (EVG) |
- Origen
- Trayectoria
- Función
- Músculos inervados por el nervio oculomotor
- Irrigación
- Correlaciones clínicas
- Bibliografía
Origen
Todos los pares craneales con funciones motoras se originan en el tronco encefálico (ya sea en el bulbo raquídeo, en el puente o en el mesencéfalo) o en la médula espinal (el nervio accesorio o IX par craneal), y por ende tienen sus núcleos ubicados allí. El nervio oculomotor no es la excepción.
Los cuerpos celulares del nervio oculomotor se encuentran dentro de dos núcleos cercanos posteromedialmente en el mesencéfalo, el componente más superior del tronco encefálico. Los cuerpos celulares y sus fibras nerviosas motoras somáticas (axones) que inervan a los músculos esqueléticos relacionados con el ojo, surgen del núcleo del nervio oculomotor. Los cuerpos celulares y sus fibras nerviosas motoras viscerales que inervan a los músculos dentro del ojo como tal, surgen del núcleo oculomotor accesorio, comúnmente llamado núcleo de Edinger-Westphal.
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Trayectoria
Tanto los axones motores somáticos como los viscerales salen de la superficie anterior del tronco encefálico como el nervio oculomotor, surgiendo entre el mesencéfalo y el puente y pasando por el medio de las arterias cerebral posterior y la cerebelar superior. De aquí, el nervio recorre anteriormente en el espacio subaracnoideo, medial a un nervio mucho más grande conocido como el nervio trigémino (V par craneal) y su ganglio. El nervio oculomotor continúa anteriormente hasta perforar la duramadre, que recubre el seno cavernoso, pasando a través del aspecto superolateral de la pared del seno cavernoso, lateral a la arteria carótida interna a medida que entra en la cavidad craneal. El seno cavernoso es un plexo venoso que se encuentra a ambos lados de la silla turca, la cual es una depresión en el aspecto superior del cuerpo del hueso esfenoides y alberga a la glándula pituitaria. En la porción anterior del seno cavernoso, el nervio oculomotor se divide en sus ramos superior e inferior.
Una vez sale del seno cavernoso, los ramos del nervio oculomotor transcurren por debajo del proceso clinoides anterior del hueso esfenoides para ingresar a la órbita a través de la fisura orbitaria superior. Ambos ramos entran a la órbita dentro de los límites del anillo tendinoso común (o de Zinn), un anillo fibroso que rodea al conducto óptico y parte de la fisura orbitaria superior, en el aspecto posterior de la órbita. Después de esto, los ramos superior e inferior pasan anteriormente para inervar los músculos extrínsecos del ojo, o músculos extraoculares.
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Dentro de la órbita, el ramo inferior del nervio oculomotor envía un ramo preganglionar al ganglio ciliar (ganglio = conjunto de cuerpos celulares neuronales), el cual se encuentra justo detrás del globo ocular. El ramo preganglionar lleva fibras nerviosas parasimpáticas que hacen sinapsis con las fibras parasimpáticas postganglionares dentro del ganglio. Estas fibras parasimpáticas postganglionares luego viajarán anteriormente hasta inervar a los dos músculos intrínsecos del ojo.
Función
Como se mencionó anteriormente, al nervio oculomotor se le piensa típicamente como un nervio con funciones únicamente motoras. Así es como lo estudiaremos en este artículo, pero ten en cuenta que en este nervio también hay un pequeño número de fibras sensitivas. Estas últimas son las responsables de transmitir la información propioceptiva del ojo sobre su ubicación y movimientos.
Función motora somática
Estos axones se originan a partir del núcleo del nervio oculomotor e inervan a los músculos esqueléticos que se asocian con el ojo. Hay siete músculos extraoculares (es decir, que se encuentran por fuera del globo ocular) que se encargan del movimiento del ojo y del párpado superior. Cinco de estos músculos están inervados por el nervio oculomotor (III par craneal) y hablaremos de ellos en detalle más adelante en este artículo.
Función motora visceral
Los axones motores viscerales del nervio oculomotor son parte del sistema nervioso autónomo, específicamente del sistema parasimpático. Estos surgen del núcleo oculomotor accesorio, o núcleo de Edinger-Westphal, e inervan dos diferentes músculos intrínsecos del ojo. Estos músculos se encargan de contraer la pupila y acomodar el lente, respectivamente.
Músculos inervados por el nervio oculomotor
Músculos extraoculares (funciones motoras somáticas)
Estos músculos se encuentran por fuera del ojo. Son siete en total, pero el nervio oculomotor solo inerva a cinco de ellos. Los primeros cuatro que mencionamos aquí mueven el globo ocular; mientras que el último músculo mueve el párpado superior. Estos son:
- Músculo recto superior: elevación, aducción y rotación medial del globo ocular
- Músculo recto inferior: depresión, aducción y rotación lateral del globo ocular
- Músculo recto medial: aducción del globo ocular
- Músculo oblicuo inferior: abducción, elevación y rotación lateral del globo ocular
- Músculo elevador del párpado superior: elevación (apertura) del párpado superior
Músculos intraoculares (funciones motoras viscerales)
Estos músculos se encuentran dentro del ojo propiamente dicho y ambos se ven inervados por las fibras parasimpáticas del nervio oculomotor. De hecho, estos son las extensiones anteriores de la túnica vasculosa del ojo, y como tal no se ajustan a la organización típica de otros músculos, con inserciones y orígenes bien definidos. Desde una dirección posterior hacia anterior dentro de la túnica vasculosa, tenemos la coroides (el componente vascular de la túnica), el cuerpo ciliar y el iris.
Músculo ciliar
Este músculo forma parte del cuerpo ciliar, que se encuentra entre el borde anterior de la coroides y el iris. El cuerpo ciliar incluye al músculo ciliar y a los procesos ciliares, ambos formando un anillo completo alrededor del ojo. La porción muscular del cuerpo ciliar se continúa con los procesos ciliares, que son proyecciones del cuerpo ciliar y que a su vez se insertan en la lente ocular por medio de las fibras zonulares.
Esta inserción indirecta del músculo ciliar en la lente lleva a que la contracción y relajación del músculo alteren la forma de la misma, permitiendo la acomodación. El término acomodación simplemente se refiere a las diferentes estrategias aplicadas para que cuando miremos objetos frente a nosotros a diferentes distancias, nuestra imagen de ellos pueda permanecer enfocada
Esfínter de la pupila
El músculo del iris se ubica anterior al cuerpo ciliar. El iris también es una estructura circular que conforma el color de los ojos. Este rodea una abertura central conocida como la pupila.
Las fibras musculares del esfínter de la pupila se disponen de manera circular alrededor de la pupila para que cuando se activen y contraigan, la pupila disminuya de tamaño.
Irrigación
La irrigación del nervio oculomotor se entiende más fácilmente si dividimos al nervio en dos segmentos. El segmento intracraneal y el extracraneal (en la órbita).
Irrigación intracraneal
La porción inicial del nervio está irrigada por ramas de la arteria cerebral posterior, las arterias talamoperforantes. Algunas arterias que surgen directamente de las arterias cerebral posterior, comunicante posterior, cerebelar superior y basilar, también irrigan este segmento del nervio. Las porciones media y distal del nervio generalmente reciben su irrigación por una rama de la arteria carótida interna a medida que atraviesa el seno cavernoso, el tronco meningo-hipofisario.
Irrigación extracraneal
Una vez que el nervio oculomotor atraviesa la fisura orbitaria superior y entra en la órbita, tanto el ramo superior como el inferior son irrigados por unas arterias emitidas por la arteria oftálmica.
Pon a prueba tu conocimiento sobre los nervios oculomotor, trocear y abducens con el siguiente cuestionario:
Correlaciones clínicas
Los síntomas relacionados a lesiones del nervio oculomotor dependen de la ubicación de la lesión, ya sea en el nervio como tal o en el núcleo de Edinger-Westphal en el mesencéfalo. También dependerá de si la lesión ocurre dentro o fuera del tronco encefálico.
Lesión dentro de los núcleos mesencefálicos
Dada la organización del nervio oculomotor y de los núcleos oculomotores accesorios dentro del mesencéfalo, una lesión puede ocasionar síntomas bastante específicos. Las lesiones más anteriores dentro del núcleo del nervio oculomotor tienden a afectar la inervación motora del músculo recto inferior ipsilateral, al esfínter de la pupila y a los músculos ciliares (núcleo oculomotor accesorio). Las lesiones en las regiones posteriores o laterales interrumpen la inervación de los músculos recto medial y oblicuo inferior ipsilateral, mientras que lesiones más mediales pueden afectar la inervación del músculo recto superior contralateral. La inervación del recto superior es la única que proviene del núcleo del nervio oculomotor contralateral.
Lesión dentro del tronco encefálico
Las lesiones dentro del mesencéfalo a nivel del núcleo oculomotor pueden resultar en dos síndromes diferentes:
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Síndrome de Moritz Benedikt - Es una lesión en las fibras del nervio oculomotor a medida que cruzan el núcleo rojo. Una lesión en este sitio resulta en temblor contralateral debido al daño a la inervación del músculo recto superior. Los síntomas típicos de la lesión del nervio oculomotor son:
- Desviación inferior y lateral del ojo ipsilateral (debido a la fuerza sin oposición de los músculos oblicuo superior y recto lateral)
- Caída del párpado ipsilateral (ptosis) debido a la falta de acción del músculo elevador del párpado superior.
- Diplopía (visión doble)
- Pérdida ipsilateral de la acomodación de los reflejos pupilares debido a la falta de acción del músculo esfínter de la pupila y los músculos ciliares
- Dilatación de la pupila ipsilateral (sin oposición, dada la falta de contracción del músculo esfínter de la pupila)
- Síndrome de Weber - Este síndrome es el resultado de una lesión ubicada más anterior a la que ocurre en el síndrome de Moritz Benedikt, justo antes de que las fibras nerviosas salgan del tronco encefálico. En este caso, los síntomas típicos de la lesión del nervio oculomotor se encuentran presentes pero el temblor contralateral progresa a una parálisis de motoneurona superior contralateral, afectando músculo al recto superior.
Lesión fuera del tronco encefálico
El daño del nervio oculomotor después de salir del tronco encefálico resulta en una colección de síntomas conocidos como parálisis del nervio oculomotor. Los síntomas incluyen:
- Desviación inferior y lateral del ojo ipsilateral
- Ptosis
- Visión doble
- Dilatación de la pupila ipsilateral
- Pérdida de los reflejos pupilares y de acomodación
Recuerda que mientras las fibras del nervio oculomotor salen del tronco encefálico, pasan entre las arterias cerebral posterior y cerebelar superior. Esto hace que el nervio sea susceptible a ser presionado por aneurismas o ruptura de estos, lo que desencadenaría dolor de cabeza súbito (o cefalea en trueno) y los síntomas de lesión del nervio oculomotor.
La distribución de las fibras motoras somáticas y viscerales, dentro del nervio oculomotor fuera del tronco encefálico, también tiene relevancia clínica. Las fibras motoras viscerales parasimpáticas asociadas al reflejo pupilar tienden a viajar superficialmente en el nervio, haciéndolas más susceptibles a la compresión por aneurismas en las arterias cerebral posterior o comunicante posterior, ya que estas arterias se encuentran superiores en relación al nervio mientras sale del tronco encefálico. Por otro lado, en una enfermedad vascular isquémica, por ejemplo en la diabetes, las fibras motoras somáticas, que se encuentran más centrales, tienden a ser las más afectadas. Esto se debe a que la irrigación del nervio oculomotor transcurre profundamente en el nervio y las interrupciones en esta no afectan a las fibras más superficiales relacionadas al reflejo pupilar.
Estos detalles, en cuanto a la ubicación de los componentes motores somáticos y viscerales del nervio oculomotor, pueden ser de gran importancia al evaluar clínicamente el funcionamiento del nervio. Los síntomas de una lesión del nervio oculomotor asociados a la disfunción motora visceral acompañados de cefalea pueden ser indicativos de un aneurisma. Sin embargo, la disfunción indolora de las funciones motoras somáticas del nervio son indicadores de una enfermedad vascular isquémica, quizás como complicación de la diabetes.
Evaluación del nervio
Evaluar el funcionamiento apropiado del nervio oculomotor puede ser bastante fácil, pero es fundamental evaluar tanto el funcionamiento motor somático como motor visceral del nervio. Además, la evaluación debe integrarse con el entendimiento de los síntomas que pueden ocurrir por lesiones en estructuras del nervio oculomotor de diferentes regiones en el tronco del encéfalo o fuera de este.
Evaluación motora somática
Como ya sabes, la función motora somática del nervio proporciona la inervación a la mayoría de los músculos que mueven el ojo. A menudo, el funcionamiento adecuado de estos músculos se evalúa pidiéndole al paciente que siga algún objeto, por ejemplo un lápiz, con los ojos haciendo una ‘H’. Para evaluar el funcionamiento específicamente del nervio oculomotor, el personal de salud tiene que prestar atención especialmente a la aducción, elevación y depresión del ojo y ver que estos movimientos ocurran correctamente. Además, debe observar el párpado para ver si se cae o permanece elevado.
Evaluación motora visceral
Se requiere la evaluación de dos funciones: el reflejo de acomodación y el reflejo pupilar. No obstante, la evaluación del reflejo pupilar es tal vez de más utilidad al evaluar concretamente al nervio oculomotor.
Para evaluar la acomodación, el personal de salud típicamente le pide al paciente que siga su dedo, o lápiz, mientras que lo acerca a su cara. Deben suceder dos cosas: ambos ojos deben rotar medialmente y las pupilas se deben contraer. Desafortunadamente, la falta de rotación medial puede deberse a la interrupción de señales motoras somáticas al músculo recto medial, y la ausencia de constricción pupilar en ambos ojos puede indicar daño al nervio óptico (II par craneal) en lugar de daño al oculomotor. Es difícil determinar si ha habido un daño al aporte nervioso del músculo ciliar que modifica la forma del lente ocular con este tipo de evaluación.
Evaluar el reflejo pupilar brinda una visión más completa de la lesión al nervio oculomotor. Esto normalmente se hace brillando una luz a un ojo y observando la respuesta pupilar, o la falta de esta, en cada ojo. La información que entra al cerebro desde los ojos viaja a través del nervio óptico (II par craneal). Esta información es enviada a ambos núcleos oculomotores accesorios, o núcleos de Edinger-Westphal (EW), tanto al derecho como al izquierdo, independientemente del ojo que esté siendo evaluado. Si el personal de salud apunta su luz a un ojo y ocurre contracción pupilar en ambos ojos, esto indica que tanto el nervio óptico como el oculomotor se encuentran intactos. Si la luz apunta a un ojo y no hay respuesta pupilar en ningún ojo (ausencia de reflejo pupilar directo y consensual), esto indica que el nervio óptico del ojo evaluado se encuentra lesionado. En este caso la información no llega a los núcleos de EW para ser relevada al nervio oculomotor en ningún ojo.
Si la luz se apunta a uno de los ojos y la pupila en ese ojo no se contrae (ausencia de reflejo pupilar directo), esto indica que el nervio oculomotor de ese ojo se encuentra lesionado. En este caso la información si llega a ambos núcleos de EW ya que el nervio óptico está intacto, pero al estar afectado el nervio oculomotor del ojo evaluado, la pupila no se contrae.
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