Video: Tibia y fíbula
Estás mirando una vista previa. Suscríbete a Premium para acceder al video completo: Huesos, ligamentos y articulaciones de la rodilla y la pierna.
Unidad de estudio relacionada
Artículos relacionados
Transcripción
¿Alguna vez has jugado un juego de fútbol donde uno de tus amigos patea tu pierna en vez de la pelota y hace que lo quieras un poquito menos? Bueno, yo sí. Muchas veces. Es extremadamente doloroso y ...
Leer más¿Alguna vez has jugado un juego de fútbol donde uno de tus amigos patea tu pierna en vez de la pelota y hace que lo quieras un poquito menos? Bueno, yo sí. Muchas veces. Es extremadamente doloroso y me hace decir una serie de palabras que no quisiera repetir en este video. Si piensas que esta situación es grave, piensa por un momento en estas personas que practican un deporte inglés tradicional conocido como “Shin Kicking” lo cual traduce literalmente a “Patadas en la canilla”. Así es, patadas… en la canilla. ¡Las cosas que aprendes trabajando en Kenhub!
En fin, ¿por qué duele tanto una patada en la canilla? Bueno, podría ser porque no hay músculos que suavicen el golpe. Después de todo, si tocas esta región, verás que el borde anterior se encuentra justo debajo de la piel. También podría ser por el hecho de que el hueso que está allí se encuentra cubierto por una capa fibrosa de un tejido llamado periostio repleta de receptores para el dolor.
Así que en este tutorial sobre los huesos y tejidos blandos de la rodilla y la pierna, hablaremos sobre este hueso, conocido formalmente como tibia. Antes de comenzar, quisiera aclarar un problema que surge comúnmente mientras hablamos sobre términos anatómicos. Cuando éramos niños, el brazo era el brazo y la pierna, la pierna; pero esto no es tan así cuando aprendemos anatomía. Ahora, nos referiremos a los brazos como miembros superiores, que a su vez se dividen en brazo y antebrazo; mientras que las piernas adquieren el nombre de miembros inferiores y se dividen a su vez en muslo y pierna. De esta manera, cuando digo que hablaremos sobre los huesos y tejidos blandos de la pierna, me refiero a la región que se encuentra entre la rodilla y el pie.
Bien, ahora que hemos cubierto la terminología general, demos un vistazo general a lo que discutiremos en este tutorial. Así que, primero que todo, te daré una introducción a lo que respecta la articulación de la rodilla y los huesos que conforman esta articulación.
Luego, analizaremos los huesos de la rodilla y la pierna, enfocándonos en sus características óseas y los sitios donde se insertan los músculos. Posteriormente, hablaremos sobre algunos tejidos blandos de la rodilla y la pierna, incluyendo su cápsula, retináculos, meniscos, ligamentos y bursas. Finalmente, cerraremos nuestro tutorial con algunas correlaciones clínicas sobre el síndrome de estrés tibial medial.
Ahora sí, ¡comencemos con la articulación de la rodilla!
Podemos ver aquí la articulación de la rodilla resaltada en verde desde una perspectiva anterior; podrás preguntarte ¿por qué quiero hablar sobre la articulación de la rodilla? Bueno, nuestro tutorial trata sobre huesos que contribuyen a esta articulación así como a los tejidos blandos que le dan soporte. Por lo tanto, lo hago principalmente para entrar en contexto.
La articulación de la rodilla es una articulación sinovial de tipo gínglimo o troclear conformada por tres huesos - el fémur, la patela, y la tibia. Es importante mencionar que el fémur es realmente un hueso del muslo pero como contribuye a la articulación de la rodilla, hablaremos brevemente sobre este hueso en nuestro tutorial.
Como acabo de mencionar, el fémur es un hueso del muslo, por lo tanto, no quiero dedicarle mucho tiempo. Hoy nos enfocaremos principalmente en las superficies articulares del fémur que participan para formar la articulación de la rodilla.
Distalmente, el fémur tiene dos cóndilos - un cóndilo medial y otro lateral - los cuales se articulan con un hueso de la pierna - la tibia. Podemos ver ambos cóndilos aquí resaltados en verde. Esta articulación específica de los cóndilos femorales con la tibia se conoce algunas veces como la articulación tibiofemoral.
También se articulan con la patela en lo que se conoce como la articulación patelofemoral. La superficie de la patela está conformada por los cóndilos lateral y medial, y es el lugar donde esta se articula con el fémur. Puedes haber notado que los cóndilos parecen tener una textura diferente a la del hueso circundante. Esto ocurre porque se encuentran cubiertos por cartílago articular, el cual provee una superficie articular suave y permite el movimiento eficiente de la articulación.
Bueno, ahora que nos hemos familiarizado con la articulación de la rodilla, veamos los huesos de la rodilla y la pierna, comenzando con la patela.
Aquí podemos ver a la patela resaltada en verde desde una perspectiva anterior; es el hueso más prominente de la rodilla; el que le da forma cuando se encuentra flexionada, también conocido como rótula. Es el hueso sesamoideo más grande del cuerpo. Recuerda que los huesos sesamoideos son aquellos que se forman en los tendones; y este específicamente se encuentra en el tendón del cuádriceps. Este hueso tiene una forma triangular y su superficie posterior se articula con la superficie patelar del fémur.
Como ocurre con los cóndilos femorales, la superficie articular de la patela se encuentra cubierta por cartílago. Su función principal es cubrir y proteger la superficie anterior de la articulación de la rodilla. También actúa como una polea anatómica que le facilita al músculo cuádriceps femoral su movimiento, dándole una ventaja mecánica sobre la articulación de la rodilla y permitiendo una extensión más efectiva de la misma.
Es tiempo de hablar sobre el siguiente hueso encontrado en esta región; la tibia.
La tibia es un hueso largo de la pierna conocido comúnmente como la “canilla”, o “espinilla” en algunos países. Es aquel que carga con el peso del cuerpo y se ve involucrado tanto con la articulación de la rodilla, como con la articulación talocrural (tobillo).
Avancemos para hablar sobre algunas estructuras óseas de este hueso, comenzando con los cóndilos de la tibia. Al igual que el fémur, la tibia tiene un cóndilo medial, y otro lateral. El cóndilo medial sirve como punto de inserción del músculo semimembranoso; si volteamos la tibia para visualizarla desde su cara posterior, podemos ver al músculo semimembranoso insertándose en el epicóndilo medial, mientras que el cóndilo lateral provee el punto de origen para el músculo extensor largo de los dedos y el músculo tibial anterior. En nuestra siguiente imagen, podemos ver estos músculos muy claramente.
Si vemos nuestra imagen original, podemos observar que la tibia y fíbula se articulan en el cóndilo lateral para formar la articulación tibiofibular proximal. Juntos, los cóndilos de la tibia forman la estructura que podemos ver resaltada en verde, conocida como la carilla articular superior de la tibia (meseta tibial). Y esta superficie ósea suave se articula con los cóndilos femorales formando parte de la articulación de la rodilla. Entre estos cóndilos, podemos encontrar la eminencia intercondílea, la cual podemos ver aquí resaltada en verde.
La siguiente estructura sobre la cual hablaremos es una que puedes sentir fácilmente en tu propia pierna justo debajo de tu rodilla; estamos hablando de la tuberosidad tibial. Esta prominencia ósea sirve como punto de inserción para el ligamento patelar, el cual podemos ver aquí en nuestra siguiente imagen. Hablaremos detalladamente sobre este ligamento más adelante en este tutorial.
Yéndonos hacia la cara lateral, podemos ver el tubérculo del tracto iliotibial (de Gerdy) ya que provee un punto de inserción para el tracto iliotibial. También podemos ver al tracto iliotibial insertándose en este tubérculo en nuestra siguiente imagen.
El cuerpo o diáfisis de la tibia es triangular en un corte transversal, y consecuentemente consiste de tres bordes y tres superficies en donde los bordes representan las esquinas del triángulo. Aquí podemos ver el borde anterior resaltado en verde, el cual es palpable, como mencionamos al principio del tutorial.
En esta ilustración, podemos etiquetar los otros dos bordes - el borde medial y el borde interóseo - el cual representa el lugar en donde se adhiere la membrana interósea.
La membrana interósea es una lámina fibrosa delgada de tejido conectivo que une ambos huesos de la pierna - la tibia y la fíbula.
Listo, ahora hablemos de las superficies.
La superficie medial se encuentra entre el borde anterior y el borde medial - y puedes sentir esta superficie tu mismo ya que se encuentra justo debajo de la piel. Los músculos sartorio, grácil, y semitendinoso se insertan aquí mediante la pata de ganso.
Ahora, tenemos a la superficie lateral, la cual yace entre el borde anterior y el borde interóseo de la tibia; esta superficie sirve como punto de origen para el músculo tibial anterior.
Finalmente, revisemos la superficie posterior de la tibia, la cual yace entre el borde medial y el borde interóseo. Esta superficie provee un punto de origen para el músculo flexor largo de los dedos y el tibial posterior, además de servir como punto de inserción para el músculo poplíteo.
Bueno, mientras revisamos la cara posterior de la tibia, hablemos sobre la estructura que se encuentra resaltada en verde conocida como la línea del sóleo de la tibia. Como su nombre sugiere, la línea del sóleo es una cresta ósea y sirve como punto de origen para el músculo sóleo.
Moviéndonos distalmente, podemos encontrar las últimas dos estructuras de la tibia sobre las cuales hablaremos en este tutorial. La primera es el maléolo medial, el cual podemos ver aquí resaltado en verde desde una perspectiva anterior. Junto con el maléolo lateral de la fíbula, esta prominencia ósea forma la parte superior de la articulación talocrural. El maléolo medial se utiliza como estructura topográfica cuando palpamos el pulso tibial posterior ya que la arteria tibial posterior corre detrás de este. Este pulso es examinado por el personal de salud cuando se evalúa la posibilidad de enfermedad vascular periférica.
Lateral al maléolo medial, podemos ver esta estructura subrayada en verde, la cual es la incisura fibular de la tibia. La tibia y la fíbula se articulan aquí para formar la articulación tibiofibular distal.
Perfecto, hablemos sobre el último hueso del día, la fíbula.
En esta ilustración podemos ver la fíbula subrayada en verde desde una perspectiva anterior. Es el hueso más pequeño de la pierna y se encuentra lateral a la tibia. La fíbula no contribuye a la formación de la articulación de la rodilla. En vez de esto, se articula con el cóndilo lateral de la tibia para formar la articulación tibiofibular proximal, y como mencioné previamente, también se articula con la incisura fibular de la tibia para formar la articulación tibiofibular distal.
De nuevo, miremos algunas estructuras óseas de la fíbula, comenzando con su cabeza y la porción que se articula con el cóndilo lateral de la tibia. La cabeza de la fíbula es un punto de origen para el músculo extensor largo de los dedos, el músculo fibular largo, y el músculo sóleo. La cabeza de la fíbula también actúa como punto de inserción para el bíceps femoral, el cual podemos ver aquí en nuestra próxima imagen. Esta estructura ósea puede palparse en la cara lateral de la pierna, justamente distal a la articulación de la rodilla.
La próxima estructura sobre la cual hablaremos se conoce como el cuello de la fíbula. Esta estructura conecta la cabeza con el cuerpo o diáfisis de la fíbula. Al igual que la tibia, la diáfisis de la fíbula es algo triangular cuando se ve desde un corte transversal, por lo tanto, tiene tres bordes y tres superficies.
Aquí podemos ver el borde anterior de la fíbula, el cual sirve como punto de origen para el músculo extensor largo de los dedos, y ya que estamos aquí, quiero mostrarte el borde interóseo, el cual es el lugar donde se adhiere la membrana interósea. Si volteamos la fíbula, podemos ver el último borde, que es el borde posterior. Es este borde el que sirve como punto de origen para el músculo sóleo.
Como mencioné previamente, la fíbula tiene tres superficies; coincidencialmente, la pierna tiene también tres compartimentos musculares. Cada compartimento se asocia con una superficie.
La superficie medial afronta el compartimento anterior de la pierna y es un punto de origen para el extensor largo del dedo gordo del pie. La superficie lateral afronta el compartimento lateral de la pierna y provee un punto de origen para el músculo fibular largo y el músculo fibular corto. Por último, tenemos la superficie posterior de la fíbula, la cual por supuesto, se orienta hacia el compartimento posterior de la pierna. Esta superficie sirve como punto de origen para el flexor largo del pulgar y el músculo tibial posterior.
Si revisamos la extremidad distal de este hueso, podemos ver la última característica de la fíbula sobre la cual hablaremos; esta es el maléolo lateral. Junto con el maléolo medial de la tibia, esta prominencia ósea forma la parte superior de la articulación talocrural.
Bueno, ahora que hemos discutido los huesos de la rodilla y la pierna, es tiempo de revisar los tejidos blandos; comenzando con la cápsula y retináculos de la rodilla.
La primera estructura sobre la cual hablaremos es la cápsula articular; la cual consiste de dos capas - una capa fibrosa externa y una capa sinovial interna. La capa fibrosa externa que podemos ver aquí provee estabilidad, mientras que la capa sinovial interna lubrica las superficies articulares.
Muy bien, ahora, hablemos sobre los retináculos. Acá podemos ver el retináculo medial de la patela. Esta estructura es una expansión del músculo vasto medial, y como puedes ver, se encuentra adherido al margen de la patela. El ligamento patelar se extiende hacia atrás hacia el ligamento colateral tibial y distalmente hacia el cóndilo tibial medial. El retináculo medial de la patela resiste la luxación lateral de la misma.
Luego, tenemos al retináculo lateral de la patela, el cual es una expansión del músculo vasto lateral, y como su contraparte, se encuentra adherido al margen de la patela y al ligamento patelar; se extiende posteriormente hacia el ligamento colateral fibular y distalmente hacia el cóndilo lateral de la tibia. El retináculo lateral de la patela ayuda a estabilizarla.
Antes de darle un vistazo a los numerosos ligamentos de la pierna y la rodilla, hablemos brevemente sobre los meniscos.
Los humanos tenemos dos meniscos - un menisco medial y otro lateral - podemos ver ambos aquí desde una perspectiva anterior. Los meniscos tienen forma de “C” y se adhieren al área intercondilar de la tibia. Estas estructuras fibrocartilaginosas sirven para profundizar la superficie articular de la tibia, lo cual aumenta la estabilidad de la articulación de la rodilla. Los meniscos también actúan como amortiguadores que protegen a la tibia de las fuerzas que se generan durante el movimiento de la rodilla.
Entonces, el menisco medial tiene más forma de “C” que el menisco lateral y se adhiere al ligamento colateral tibial, por lo tanto, es vulnerable a lesiones cuando el ligamento se ve afectado; mientras que el menisco lateral no posee ninguna adherencia adicional y es más circular en su forma.
Después de ver esto, es tiempo de avanzar y revisar los ligamentos de la rodilla y la pierna.
Comencemos con dos ligamentos que se asocian con la cabeza de la fíbula. Aquí tenemos al ligamento anterior de la cabeza de la fíbula, el cual se extiende desde el frente de la cabeza de la fíbula hacia el cóndilo lateral de la tibia. Posteriormente, podemos ver también al ligamento posterior de la cabeza de la fíbula, el cual se extiende desde la parte posterior de la cabeza de la fíbula hacia el cóndilo lateral de la tibia, y juntos, estos ligamentos actúan para reforzar la articulación tibiofibular proximal.
Ahora daremos un vistazo a los ligamentos extracapsulares de la articulación de la rodilla, comenzando con los ligamentos colaterales. Aquí podemos ver el ligamento colateral tibial y el ligamento colateral fibular, también conocidos como ligamento colateral medial y lateral respectivamente. Estos ligamentos trabajan juntos para estabilizar la articulación de la rodilla y prevenir el movimiento medial o lateral excesivo.
El ligamento colateral tibial se extiende desde el epicóndilo medial del fémur hacia el cóndilo medial de la tibia, y también se adhiere al menisco medial. Este ligamento limita la extensión y la abducción de la pierna. El ligamento colateral fibular se extiende desde el epicóndilo lateral del fémur hacia la cabeza de la fíbula. Este ligamento limita la extensión y la aducción de la pierna.
Si vemos los huesos de la rodilla y la pierna desde un lado, podemos ver un ligamento situado anterior al ligamento fibular colateral, y este recibe el nombre de ligamento anterolateral. Este ligamento se origina desde el epicóndilo lateral del fémur y se inserta en la cara anterolateral de la tibia proximal. Es este ligamento el que estabiliza la rodilla durante una rotación medial.
Ahora hablemos sobre un ligamento que mencionamos anteriormente en este tutorial; el ligamento patelar. El ligamento patelar es la continuación del tendón del cuádriceps y se inserta en la tuberosidad tibial. Este ligamento es esencial para la extensión de la rodilla y protege la cara anterior de la articulación de la rodilla.
Es horapara otra tanda de ligamentos: los ligamentos poplíteos. Comencemos con uno que podemos ver resaltado en verde, conocido como el ligamento poplíteo arcuato. Es un ligamento extracapsular de la rodilla y lo estamos observando desde su perspectiva posterior.
Si revisamos nuestra ilustración, podemos ver que este ligamento tiene forma de “Y” con expansiones posteriores y laterales y se origina en la cabeza de la fíbula. Este ligamento sirve para estabilizar la cara posterolateral de la articulación de la rodilla.
También localizado en la cara posterior de la articulación de la rodilla, podemos encontrar al ligamento poplíteo oblicuo, el cual también es conocido como ligamento de Bourgery o de Winslow. Este ligamento viaja entre el fémur y la tibia, sirviendo como punto de inserción para el músculo semimembranoso. Este ligamento trabaja conjunto al ligamento poplíteo arcuato para estabilizar la cara posterior de la articulación de la rodilla.
Okay, ahora que hemos hablado sobre los ligamentos extracapsulares, vamos a los ligamentos intracapsulares de la articulación de la rodilla, comenzando con los ligamentos cruzados. Aquí podemos ver tanto al ligamento cruzado anterior como el ligamento cruzado posterior resaltados en verde desde una perspectiva posterior. “Cruciatum” quiere decir cruz en latín, si miramos nuestras imágenes, podemos ver de donde obtienen sus nombres estos ligamentos ya que se cruzan entre ellos.
El ligamento cruzado anterior transita entre la región intercondílea anterior de la tibia y el cóndilo femoral lateral. Este ligamento previene la luxación anterior de la articulación de la rodilla, mientras que el ligamento cruzado posterior viaja entre la región intercondílea posterior de la tibia y el cóndilo femoral medial. Este ligamento previene la luxación posterior de la articulación de la rodilla.
El próximo ligamento sobre el cual hablaremos es el ligamento transverso, también conocido como ligamento yugal o ligamento de Weber, en nuestra ilustración, podemos ver este ligamento resaltado en verde desde una perspectiva anterior. El ligamento transverso se extiende desde el menisco medial y lateral y tiene la función de estabilizar los meniscos. Un ligamento meniscomeniscal posterior correspondiente, también puede estar presente.
Los últimos ligamentos intracapsulares sobre los cuales vamos a hablar son los ligamentos meniscofemorales, estos ligamentos son una continuación del menisco lateral y ascienden para adherirse al cóndilo medial del fémur. El ligamento meniscofemoral anterior, también conocido como ligamento de Humphrey, pasa en frente del ligamento cruzado posterior. El ligamento meniscofemoral posterior, también conocido como el ligamento de Wrisberg o Robert, pasa por detrás del ligamento cruzado posterior. Podemos ver esto en nuestra imagen de manera clara. Juntos, estos ligamentos tienen la función de estabilizar al menisco lateral.
Si revisamos la región distal de la pierna y pie desde una cara lateral, podemos ver al ligamento tibiofibular anterior. Este ligamento se extiende entre la tibia distal y la fíbula. También tenemos un ligamento tibiofibular posterior, el cual transita entre la tibia distal y la fíbula como puedes ver aquí. Y atrapado entre estos dos ligamentos, podemos ver al ligamento interóseo tibiofibular, el cual es continuo a la membrana interósea. Juntos, estos tres ligamentos refuerzan la articulación tibiofibular distal.
Bueno, el último grupo de estructuras de tejido blando que vamos a analizar son las bursas. Estas, son pequeñas bolsas llenas de fluido que se localizan alrededor de las articulaciones. Más específicamente, se encuentran entre los huesos en los tejidos blandos y su función es reducir la fricción. Entonces, primero, nos enfocaremos en las bursas que se asocian con la patela, comenzando con la bursa suprapatelar. Podemos ver esta bursa aquí en este plano sagital, y como su nombre sugiere, se localiza superior a la patela. La bursa suprapatelar yace entre el tendón del cuádriceps y el fémur.
Posteriormente, tenemos a la bursa prepatelar, la cual se encuentra entre la patela y la piel. Inferior a la patela, tenemos la bursa subcutánea y la infrapatelar profunda. Aquí podemos ver la bursa infrapatelar subcutánea, la cual se encuentra entre el ligamento patelar y la piel; mientras que la bursa infrapatelar profunda se encuentra entre la tibia y el ligamento patelar.
Es tiempo de revisar las bursas que no se asocian directamente con la patela, comenzando con la bursa anserina. Esta bursa yace entre la pata de ganso y el ligamento colateral tibial y la tibia. La pata de ganso se refiere al conjunto de tendones de los músculos sartorio, grácil y semitendinoso, los cuales mencionamos previamente. La bursa anserina es una de las que se inflama con mayor frecuencia en el miembro inferior. Por último, tenemos la bursa semimembranosa, la cual se encuentra entre el músculo semimembranoso y la cabeza medial del músculo gastrocnemio.
Okay, ahora que nos hemos familiarizado con los huesos y tejidos blandos de la rodilla y la pierna, pongámonos clínicos.
En las correlaciones clínicas de hoy, hablaremos sobre el síndrome de estrés tibial medial, término que se refiere al dolor en la parte anterior de la tibia causado por ejercicio o sobreuso. Esto ocurre en individuos que han modificado o intensificado su rutina de ejercicios.
Por ejemplo, puede ocurrir en corredores que aumentan la velocidad o distancia que recorren ya que se inflama el tejido perióstico que rodea la tibia, causando dolor. El dolor usualmente es leve al principio pero puede gradualmente agudizarse y volverse tan severo que resulta imposible ejercitarse.
El tratamiento se basa principalmente en descansar del ejercicio que causó el síndrome o cambiar a deportes de bajo impacto como el yoga o la natación. El tratamiento con empaques de hielo también se recomienda para reducir el dolor y el edema, además se puede también administrar medicamentos para el dolor. Los pacientes normalmente se recuperan y regresan a sus actividades normales en unas pocas semanas.
Antes de terminar nuestro tutorial, resumamos rápidamente lo que aprendimos hoy.
Comenzamos hablando sobre la articulación de la rodilla, la cual se encuentra formada por el fémur, la patela y la tibia. Luego, hablamos sobre los huesos de la rodilla y pierna, los cuales consistían en la patela, la tibia y la fíbula. Mientras hablamos sobre estos huesos nos concentramos en sus estructuras óseas y adherencias musculares.
Luego hablamos sobre los tejidos blandos de la rodilla y la pierna, incluyendo la cápsula y sus retináculos, meniscos, ligamentos y bursas. Finalmente, concluimos nuestro tutorial con algunas correlaciones clínicas sobre el síndrome de estrés tibial media.
Con esto finalizamos nuestro tutorial sobre los huesos y ligamentos de la rodilla y el pie.
Espero que lo hayas disfrutado. Muchas gracias por ver este video. ¡Feliz estudio!