Video: Histología del músculo cardíaco
Estás mirando una vista previa. Suscríbete a Premium para acceder al video completo: El tejido muscular cardíaco se encuentra en el miocardio y es el responsable de la contracción del corazón.
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¡Hola! Soy Ramsés de Kenhub y en el videotutorial de histología de hoy hablaremos del músculo cardíaco.
El músculo cardíaco es un tipo de tejido que se forma a partir del mesodermo durante el ...
Leer más¡Hola! Soy Ramsés de Kenhub y en el videotutorial de histología de hoy hablaremos del músculo cardíaco.
El músculo cardíaco es un tipo de tejido que se forma a partir del mesodermo durante el desarrollo embrionario. Se desarrolla a partir de las células del tubo cardíaco primitivo y sus filamentos contráctiles se organizan de la misma manera que en el músculo esquelético.
El músculo cardíaco sólo se encuentra en el corazón. La contracción sincronizada de las células del músculo cardíaco le permite enviar sangre a todo el cuerpo. Para comprender mejor el músculo cardíaco, veamos primero el concepto de tejido muscular y los diferentes tipos que se pueden encontrar en el cuerpo humano.
Existen cuatro tipos básicos de tejido en el cuerpo humano, uno de los cuales es el tejido muscular. Los otros tipos de tejido son el epitelial, el conectivo y el nervioso. El tejido muscular es un tipo de tejido cuyas células son capaces de contraerse.
Existen tres tipos de tejido muscular: el músculo liso, también conocido como músculo involuntario, lo que significa que la contracción se inicia y mantiene sin control consciente; el músculo esquelético, que se conoce como músculo voluntario y suele estar unido a los huesos, y el músculo cardíaco, que se encuentra en el corazón y del cual hablaremos en este tutorial.
Los tres tipos de tejido muscular poseen filamentos de actina y miosina organizados para generar las fuerzas necesarias para la contracción muscular, la cual se da como resultado del deslizamiento entre los filamentos de actina y miosina.
Las células que componen el músculo cardíaco se conocen como cardiomiocitos. Estas células se encuentran en las cámaras del corazón denominadas atrios y ventrículos, las cuales se contraen y relajan de manera secuencial para permitir que la sangre entre y salga del corazón. Aquí vemos una micrografía de tejido cardíaco donde se han resaltado algunos cardiomiocitos en verde. Estas células tienen normalmente quince micrómetros de diámetro y entre ochenta y cien micrómetros de longitud. Poseen un o dos núcleos centrales, tal como puedes ver aquí.
Con frecuencia los cardiomiocitos pueden exhibir una disposición ramificada, y aquí vemos una imagen que destaca exactamente eso. Estas células suelen unirse a las fibras musculares adyacentes. Cabe señalar que estos cardiomiocitos ramificados se observan con mayor frecuencia en muestras tomadas de pacientes con cardiomiopatía hipertrófica, una condición clínica en la que las células del corazón se agrandan. Si extraemos una fibra muscular del corazón y la estudiamos, veremos que está compuesta por miofibrillas y estas a su vez por por sarcómeros, que son las unidades contráctiles funcionales de las miofibrillas que se encuentran dentro de las células musculares cardíacas
Los sarcómeros contienen miofilamentos de actina y miosina, que son proteínas contráctiles presentes en todos los músculos. La repetición de las unidades de sarcómeros a lo largo de las miofibrillas es lo que brinda al músculo cardíaco su aspecto estriado, visible al microscopio óptico.
Aquí se pueden ver las estrías resaltadas en verde. Como las proteínas contráctiles del músculo esquelético también se organizan en sarcómeros, el músculo esquelético también tiene un aspecto estriado. En el músculo liso, las proteínas contráctiles no están organizadas en unidades de este tipo, por lo que este tiene un aspecto liso o no estriado.
A continuación podemos observar los núcleos de los cardiomiocitos resaltados en verde. Como ya hemos mencionado, los núcleos están situados en el centro de las células de los cardiomiocitos. Esta es una característica que distingue a las células musculares cardíacas de las células musculares esqueléticas, que suelen ser multinucleadas.
Al examen con el microscopio óptico pueden observarse unas líneas transversales que se tiñen de oscuro durante la tinción de hematoxilina y eosina. Son los denominados discos intercalares. Estos discos representan uniones altamente especializadas entre las células musculares cardíacas adyacentes. Contienen estructuras denominadas uniones comunicantes o uniones gap, que forman canales entre los cardiomiocitos adyacentes. Estas uniones sirven como canales de comunicación que permiten el paso de iones entre las células asegurando la continuidad iónica. Esta continuidad es la que permite a las células cardíacas actuar como un único órgano funcional, es decir, un sincitio.
Los discos intercalares también contienen desmosomas, que son uniones intercelulares que forman fuertes enlaces adhesivos entre las células. Su función es unir las células del músculo cardíaco entre sí, impidiendo que se separen como resultado de la contracción constante. Los discos intercalares y sus desmosomas tienen una importante función mecánica y estabilizadora del músculo cardíaco. El músculo cardíaco está formado por fascículos de cardiomiocitos como los que se ven en esta micrografía, rodeados por un tejido llamado perimisio.
Hasta el momento hemos aprendido que el músculo cardíaco está formado por células llamadas cardiomiocitos y que este tipo de músculo tiene un aspecto estriado debido a la presencia de unidades contráctiles conocidas como sarcómeros. Es importante recordar que el músculo cardíaco es un músculo involuntario y por lo tanto no está bajo control consciente, sino regulado por el sistema nervioso autónomo.
Ya sabemos que el músculo cardíaco compone las paredes del corazón, sin embargo, la pared del corazón está formada en realidad por tres capas: una cubierta externa o epicardio, el miocardio, que es la capa muscular y el endocardio, su recubrimiento interno.
El epicardio es la capa más externa de las tres que componen la pared del corazón, y lo puedes ver aquí resaltado en verde. Recubre externamente al músculo cardíaco y actúa como capa protectora. En la superficie externa del epicardio hay una capa de tejido epitelial escamoso simple, conocida como mesotelio. Además de las células mesoteliales, el epicardio también está compuesto por una capa de tejido conectivo.
En su superficie externa, el epicardio está en contacto con el pericardio. El pericardio tiene dos capas: el pericardio fibroso y el pericardio seroso. A su vez, el pericardio seroso se divide en dos capas: la capa parietal y la capa visceral. La capa parietal recubre el pericardio fibroso y la capa visceral forma en realidad parte del epicardio. Ambas capas secretan el líquido pericárdico, que lubrica el corazón para disminuir la fricción durante los movimientos cardíacos.
Entre el pericardio y el epicardio hay una capa de grasa o tejido adiposo conocida como grasa epicárdica que se ve en esta micrografía. La superficie interna de esta capa está fusionada con el miocardio. El miocardio es la segunda y más gruesa de las tres capas del corazón y está formada por el músculo cardíaco.
Como hemos visto antes, las fibras del músculo cardíaco están dispuestas en fascículos unidos por tejido conectivo. El miocardio proporciona un armazón para las cámaras cardíacas, ayudando a la contracción y relajación de sus paredes y dando lugar al bombeo de la sangre desde y hacia el corazón. Cabe señalar que el grosor de la capa del miocardio es variable: los ventrículos tienen una capa de miocardio más gruesa que los atrios. Además, el ventrículo izquierdo es de dos a tres veces más grueso que el derecho, ya que su función es bombear la sangre a todo el cuerpo. El ventrículo derecho, por otro lado, solo debe bombear la sangre hacia los pulmones.
El endocardio es la capa más interna de la pared del corazón. Esta capa también recubre a las valvas cardíacas. A diferencia del miocardio, el endocardio es más fino en las paredes de los ventrículos y más grueso en los atrios. Su estrato más interno está formado por endotelio, que es una capa de células epiteliales escamosas simples y es continua con el endotelio que recubre los vasos sanguíneos del corazón.
La parte profunda del endocardio está compuesta por tejido conectivo laxo, llamado tejido conectivo subendocárdico, resaltado ahora en verde. Esta capa profunda del endocardio se fusiona con el miocardio, por lo cual decimos que une estas dos capas. Contiene grandes células musculares cardíacas especializadas denominadas en conjunto fibras de Purkinje, que puedes ver destacadas ahora.
Las fibras de Purkinje son más grandes que los cardiomiocitos, contienen más mitocondrias, y están especializadas en la conducción de impulsos. Como el tejido conectivo subendocárdico está estrechamente asociado al miocardio, las fibras de Purkinje son capaces de transferir un potencial de acción de forma rápida y eficaz desde el endocardio hacia el músculo cardíaco. Las fibras de Purkinje se originan en el fascículo atrioventricular o haz de His e inervan los ventrículos.
En esta imagen vemos las trabéculas carnosas, columnas musculares que se proyectan desde la superficie interna de los ventrículos izquierdo y derecho. En esta ilustración, podemos ver las trabéculas carnosas del ventrículo izquierdoderecho desde una vista anterior. Se cree que las trabéculas carnosas desempeñan una función similar a la de los músculos papilares, impidiendo que las válvulas tricúspide y bicúspide se inviertan al tirar de las cuerdas tendinosas a las cuales le prestan soporte. De este modo, se evita el flujo retrógrado de sangre hacia los atrios.
Existen otras estructuras presentes que podemos identificar en el músculo cardíaco. Por ejemplo, aquí vemos una imagen ampliada que destaca los capilares intramusculares del miocardio. Además de estos, en el músculo cardíaco también se pueden encontrar arteriolas intramusculares que en pocas palabras, y como su nombre indica, no son más que arteriolas que suministran sangre oxigenada al miocardio. Estos pequeños vasos sanguíneos surgen de las arterias y se conectan con los capilares.
Aquí vemos una arteria coronaria. Particularmente, se trata de una sección longitudinal del vaso. Las arterias coronarias son aquellas que proporcionan sangre oxigenada al miocardio. Estas arterias se ramifican en arteriolas y capilares que nutren al corazón, para luego converger en vénulas y venas que drenan la sangre desoxigenada del músculo cardíaco.
Aquí vemos una preparación que muestra una vena cardíaca en sección transversal. Las venas cardíacas son responsables del retorno de la sangre desoxigenada desde el miocardio al atrio derecho. Desde aquí, esta sangre pasa al ventrículo derecho y desde allí se bombea a los pulmones para ejecutar el intercambio de gases.
En nuestra sección de correlaciones clínicas, hablaremos del infarto de miocardio.
A veces, como resultado de un flujo sanguíneo insuficiente, el músculo cardíaco no recibe suficiente sangre. Esto puede provocar daños en la zona del miocardio que no está recibiendo suficiente oxígeno y nutrientes. La razón más común es una estenosis crítica en una o más de las arterias que suministran sangre al músculo cardíaco. Esto, a su vez, da lugar a un infarto de miocardio o, para decirlo en términos sencillos, a un ataque al corazón. Los síntomas de un infarto incluyen dolor en el pecho que suele irradiarse al brazo izquierdo, náuseas, falta de aire, fatiga o sudor frío. En algunos casos, el paciente simplemente siente una molestia similar a acidez estomacal o un dolor en el pecho que se traslada a la espalda, el hombro, el brazo, el cuello o incluso la mandíbula.
Tras un infarto, es imprescindible que el paciente sea internado en el hospital para recibir betabloqueadores, nitroglicerina, aspirina y oxígeno con el fin de mejorar su pronóstico. En algunos casos, también puede recomendarse una cirugía de bypass si hay varias arterias coronarias obstruidas.
Después de un infarto de miocardio, el paciente tendrá que comprometerse a cambiar su estilo de vida para reducir los riesgos de sufrir otro evento cardíaco. Además, se recomienda la eliminación y el control de los factores de riesgo, como la hiperlipidemia, la diabetes, el tabaquismo y la obesidad, y el tratamiento con estatinas, aspirina, fármacos antidiabéticos, ejercicio y pérdida de peso.
Y con esto llegamos al final de nuestro tutorial. Pero antes de terminar, resumamos lo que hemos aprendido hoy.
Hoy aprendimos que el músculo cardíaco es uno de los tres tipos de tejido muscular. Descubrimos que su aspecto estriado se debe a la presencia de unidades contráctiles llamadas sarcómeros en las células musculares cardíacas, llamadas cardiomiocitos. Sobre ellas, aprendimos que sus núcleos están situados en su centro, y que entre ellas hay unas uniones especializadas llamadas discos intercalares que tienen uniones comunicantes y desmosomas para la adhesión de las células musculares vecinas.
También hablamos de las tres capas de la pared del corazón: el epicardio, el miocardio y el endocardio. Y, por último, hemos visto algunos ejemplos de otras estructuras que pueden encontrarse en el músculo cardíaco, como los capilares, las arteriolas y las venas.
Espero que hayas disfrutado de este tutorial y que ahora entiendas mejor la estructura, composición y función del músculo cardíaco.
Gracias por acompañarme y ¡feliz estudio!