Uréteres
Los uréteres son estructuras bilaterales, musculares y tubulares, responsables de transportar la orina desde los riñones a la vejiga urinaria para almacenamiento y posterior excreción. Luego de que la sangre es filtrada en los riñones, el filtrado pasa por una serie de procesos de reabsorción y exudación a través de los túbulos contorneados.
El líquido resultante pasa a los túbulos colectores desde donde la orina pasa por los cálices renales a la pelvis renal, que marca el inicio de los uréteres. La vascularización de los mismos proviene directa e indirectamente de la aorta abdominal. Los uréteres no poseen ganglios, sin embargo, reciben inervación simpática y parasimpática.
En este artículo estudiaremos la anatomía e histología de los uréteres, así como algunas correlaciones clínicas.
Histología | Epitelio transicional con capas musculares dispuestas longitudinal y circularmente |
Relaciones |
Uréter derecho: Psoas mayor, nervio genitofemoral, duodeno, ramas de los vasos mesentéricos superiores, vejiga Uréter izquierdo: Psoas mayor, nervio genitofemoral, ramas de los vasos mesentéricos inferiores, vejiga |
Irrigación | Rama ureteral de la arteria renal, arteria ovárica/testicular, rama ureteral de la aorta abdominal, ramas ureterales de la arteria vesical superior e inferior |
Inervación | Plexo y ganglios renales, ramos ureterales del plexo intermesentérico, nervios esplácnicos pélvicos, plexo hipogástrico inferior |
Drenaje linfático | Ganglios linfáticos comunes, precavos y lumbares |
- Anatomía
- Trayecto y relaciones
- Vascularización
- Inervación
- Drenaje linfático
- Histología
- Correlaciones clínicas
- Bibliografía
Anatomía
Los uréteres son tubos musculares con forma de ‘S’ que transportan la orina desde los riñones hasta la vejiga urinaria. Cada uréter mide aproximadamente 25 cm de largo.
En su origen renal (pelvis renal) son más anchos y van estrechándose progresivamente mientras ingresan a la vejiga urinaria en la concavidad de la pelvis menor. Basados en su trayecto, los uréteres presentan dos porciones: una porción abdominal y otra pélvica.
Trayecto y relaciones
Los uréteres dejan los riñones posterior a los vasos renales. Ambos uréteres pasan inferiormente por la cara abdominal del psoas mayor, junto con el nervio genitofemoral por detrás y los vasos gonadales por delante. A medida de que el uréter derecho transcurre hacia la vejiga, este toma un trayecto posterior al duodeno y más abajo entra en cercanía con ramas de los vasos mesentéricos superiores.
El uréter izquierdo, sin embargo, transcurre lateralmente a los vasos mesentéricos inferiores y subsecuentemente entra en cercanía con sus ramas. Eventualmente, los vasos dejan el psoas mayor en la bifurcación de las arterias ilíacas para entrar a la pelvis menor. El uréter perfora la pared de la vejiga urinaria en dirección lateral a medial y de posterior a anterior. Es decir, su entrada posee dirección oblicua, formando el orificio ureteral en la vejiga urinaria en la unión ureterovesical.
Vascularización
Los uréteres cuentan con una red expansiva de anastomosis para vascularización y para drenaje venoso a lo largo de su extensión. En la terminación proximal reciben irrigación por parte de la rama ureteral de la arterial renal.
Existen contribuciones de la arteria ovárica (arteria testicular en los hombres) como de la rama ureteral de la aorta abdominal que irrigan el segmento medio del uréter. La porción distal recibe irrigación por parte de las ramas ureterales de las arterias vesicales superior e inferior. Son drenadas por sus venas acompañantes.
Inervación
La inervación de los uréteres proviene de las dos divisiones del sistema nervioso autónomo.
La salida toracolumbar desde T10-L1 provee la inervación simpática por medio del:
-
Plexo renal y ganglios
- Proximalmente, por el ramo renal y ureteral superior del plexo intermesentérico
- En el segmento medio, por el ramo ureteral medio del plexo intermesentérico
En la pelvis menor, el uréter recibe inervación parasimpática de los nervios esplácnicos pélvicos y del plexo hipogástrico inferior. Esta inervación no es necesaria para la generación y mantenimiento del peristaltismo ureteral, ya que ésta surge de las células marcapasos de la pelvis y del cáliz renal. Sin embargo, tanto la división simpática como parasimpática son capaces de incrementar el peristaltismo ureteral.
Drenaje linfático
El drenaje linfático de la porción proximal de los uréteres es similar a la de los riñones, por lo tanto drenan en los ganglios linfáticos laterales de la cava a la derecha, y en los ganglios linfáticos aórticos laterales a la izquierda. Distalmente, drenan en los ganglios linfáticos ilíacos internos y externos. El segmento medio drena en los ganglios linfáticos ilíacos comunes y en los precavos/preaórticos. Toda la linfa drenada de los uréteres eventualmente llega a la cisterna del quilo y al conducto torácico antes de retornar a la circulación sistémica.
Revisa la siguiente unidad de estudio para ampliar tu conocimiento:
Histología
La luz de cada uréter está formada por una capa mucosa de epitelio de transición, que se acomoda ante el aumento de presión que se acompaña del aumento de volumen urinario, así el riesgo de ruptura de los uréteres es menor. Estos conductos poseen varios pliegues internos hechos de capas de músculo liso a lo largo de la pared ureteral.
Desde una perspectiva histológica, existen dos capas musculares en la pared ureteral: una longitudinal y una circular. En el segmento inferior de los uréteres, otra capa longitudinal puede ser encontrada, próxima a la vejiga. Cabe destacar que la orina es propulsada a través de los uréteres por medio de movimientos peristálticos iniciados por las células marcapasos en la pelvis renal proximal. La blancura y exterior no pulsátil, así como las ondas peristálticas observadas en los uréteres, permiten distinguirlos en vivo de los vasos sanguíneos.
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Correlaciones clínicas
Las obstrucciones del uréter pueden resultar en un acúmulo de líquido en la pelvis renal, condición conocida como hidronefrosis. Como consecuencia, los uréteres se distienden y el paciente presenta dolor desde la altura del noveno cartílago costal hasta el final de la arteria ilíaca común (en la cara anterior del abdomen). La dilatación puede ocurrir rápidamente y sin tratamiento podría resultar en disfunción y falla renal aguda. Una consecuencia de la obstrucción crónica puede ser la atrofia renal.
La obstrucción renal puede ser causada por la formación de cálculos renales o como resultado de circunvoluciones extensivas provenientes de riñones ectópicos. Los quistes provenientes de la unión ureteropélvica pueden también resultar en obstrucción renal.
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