Planta del pie

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Regiones del miembro inferior vistas desde sus perspectivas anterior y posterior.

La planta del pie se refiere a la cara inferior del pie, que está en contacto con el suelo cuando se está descalzo. También se denomina región plantar y es opuesta al dorso del pie, que se refiere a su cara superior.

La planta del pie tiene nombres específicos para distintas zonas. Por ejemplo, la zona que se encuentra debajo de las cabezas de los dos primeros huesos metatarsianos en el lado medial se denomina eminencia del primer dedo del pie, y la sección que se encuentra directamente debajo del calcáneo se denomina talón o región del talón.

La planta del pie no es plana, sino que presenta tres arcos: longitudinal medial, longitudinal lateral y transverso. Los huesos del pie, junto con varios ligamentos, músculos y tendones musculares, trabajan para formar y mantener estos arcos. Este diseño único le permite soportar el peso del cuerpo y realizar movimientos complejos necesarios para caminar, correr y saltar, al mismo tiempo que absorbe las fuerzas de impacto generadas durante estas actividades.

Está compuesta por varias capas. Comenzando por la superficial o externa y avanzando hacia lo más profundo, incluye la piel, el tejido subcutáneo (fascia superficial), la fascia profunda, los músculos, los tendones, los ligamentos y los huesos, así como los vasos y nervios que irrigan, drenan e inervan estas estructuras, respectivamente.

Una capa de piel gruesa cubre la planta del pie, en particular las principales regiones que soportan el peso, como el talón, el borde lateral y la eminencia del primer dedo del pie. La piel de la planta del pie no tiene pelo y presenta muchas glándulas sudoríparas. Debajo de esta se encuentra el tejido subcutáneo, una gruesa capa de grasa y tabiques de tejido conectivo fibroso que proporciona amortiguación y aislamiento.

Debajo del tejido subcutáneo se encuentra la fascia profunda de la planta del pie, formada por la aponeurosis plantar. Esta banda fibrosa fuerte se extiende desde el talón hasta los dedos. Sostiene los arcos longitudinales del pie y desempeña un papel crucial en la mecánica del mismo.

Debajo de la fascia profunda, la planta del pie alberga catorce músculos individuales, que se agrupan en cuatro capas. Denominados músculos plantares, estos funcionan en conjunto para reforzar los arcos del pie y soportar el peso del cuerpo cuando se está en bipedestación y en movimiento.

• La primera capa incluye los músculos abductor del dedo gordo, flexor corto de los dedos y el abductor del quinto dedo. Estos músculos dan soporte a los arcos del pie y ayudan en el movimiento de los dedos.
• La segunda capa contiene dos músculos: el cuadrado plantar, que ayuda en la flexión de los dedos, y los lumbricales, que extienden los dedos en las articulaciones interfalángicas y los flexionan en las articulaciones metatarsofalángicas.
• La tercera capa, que consta del flexor corto del dedo gordo, el aductor del dedo gordo y el flexor corto del quinto dedo, facilita principalmente la aducción y la flexión del primer y quinto dedo del pie.
• La cuarta capa comprende los músculos interóseos plantares y dorsales, que abducen y aducen los dedos, respectivamente. Estos también ayudan a mantener el equilibrio y distribuir el peso a lo largo del pie.

Entre la primera y la segunda capa se encuentran los tendones del flexor largo de los dedos, un músculo situado en el compartimento posterior profundo de la pierna. También existen dos planos neurovasculares entre las capas musculares de la planta del pie: un plano superficial situado entre la primera y la segunda capa, y un plano profundo situado entre la tercera y la cuarta capa.

Las estructuras más profundas de la planta del pie corresponden a las caras inferiores de los huesos que lo conforman, junto con varios ligamentos y tendones extrínsecos que desempeñan un papel crucial en la formación y el soporte de los arcos del pie.

El pie está formado por siete huesos del tarso, cinco huesos del metatarso y catorce falanges, con varias articulaciones entre ellos. Los principales ligamentos de esta región que contribuyen a la formación de los arcos del pie son el ligamento calcaneonavicular plantar y el ligamento calcaneocuboideo plantar. Además, esta zona contiene varios tendones extrínsecos, que se originan en la pierna y se insertan en la cara plantar de los huesos del pie, sosteniendo los arcos y permitiendo los movimientos del pie. Entre ellos se encuentran los tendones de los músculos tibial posterior y fibular largo.

La planta del pie recibe su inervación de los nervios plantares medial y lateral, ambos ramas del nervio tibial. Estos nervios proporcionan sensibilidad a la piel y función motora a los músculos que conforman esta región.

La irrigación de la planta del pie proviene principalmente de la arteria tibial posterior, que se divide en las arterias plantares medial y lateral que corren junto a sus respectivos nervios. Su drenaje venoso se realiza por dos vías: las venas plantares superficiales dentro del tejido subcutáneo, que drenan hacia las venas marginales medial y lateral, y la red venosa profunda, que drena la sangre de las estructuras más profundas de la planta hacia ramas que corren junto a las arterias plantares medial y lateral.

El drenaje linfático superficial de la planta del pie se realiza a través de los vasos superficiales mediales, que acompañan a la vena safena mayor, y de los vasos superficiales laterales, que siguen a la vena safena menor hasta la fosa poplítea. Los vasos linfáticos profundos de la planta del pie, por otra parte, acompañan a las venas mayores y drenan en los ganglios linfáticos poplíteos.

Este artículo estudia la anatomía y función de una de las partes del pie, la planta del pie: